El coracero Jean Baptiste Poret-Dulongval
Hacia 1813. Óleo sobre lienzo, 200 x 130 cm. Sala 075Retrato virtualmente inédito de José de Madrazo, constituye, por su calidad y envergadura, uno de los más brillantes ejemplos de toda la producción del artista en este género, lo que explica que, tras su reciente descubrimiento y adquisición, se haya incorporado inmediatamente a la exposición de la Colección Permanente en las salas del Museo del Prado.
Se trata de una obra muy singular en la producción de José de Madrazo, que permite profundizar aún más en su ya reconocida valía como retratista de formación neoclásica. Pintado en Roma durante la ocupación francesa, permite estudiar los vínculos con el arte europeo de la era napoleónica y que resulta interesante dentro de las colecciones del Museo, debido a la falta de retratos de esta tipología tanto españoles como de otras escuelas. Representa a un coracero francés, de cuerpo entero a tamaño natural, que se apoya en un árbol, ante un paisaje. Se mezclan así en el lienzo dos géneros -retrato y paisaje- lo que adelanta la recuperación de una tipología artística que no se popularizaría en el siglo XIX en España en realidad hasta casi dos décadas más tarde. Algunos oficiales de caballería se hacían retratar junto a su montura en medio de la naturaleza, empleando una tipología retratística que, sin perder la voluntad de sofisticar su imagen individual, recordaba las heroicas imágenes de grandes militares en el campo de batalla, como puede verse en retratos de Gericault y el Barón Groz.
La disposición inclinada de la figura sobre el árbol, infundida de cierta búsqueda intencionada de una pose elegante, remite directamente a una de las más famosas composiciones italianas del artista cántabro que también se conserva en el Museo del Prado, Amor divino y amor profano, pintada en 1813. La factura de la figura, de dibujo muy concreto en la ejecución de los paños y en la descripción del brillo de la coraza, pero más blanda en las carnaciones del rostro, y el modo minucioso y delicado de detallar la vegetación del paisaje, de nuevo señalan el parentesco con este cuadro de Madrazo. La ingenua descripción del caballo, por su parte, recuerda muy directamente el tipo de la montura del retrato de "Fernando VII a caballo", del Museo del Prado. (Texto extractado de G. Navarro, C.: Memoria de Actividades. Museo Nacional del Prado, 2009, pp. 36-38).
La única noticia fehaciente que documenta esta obra es su procedencia de la antigua Colección Stuyck, lo que resulta crucial para plantear una hipótesis de identificación del personaje retratado. Consta que los Stuyck, apellido íntimamente unido a la Real Fábrica de Tapices de Madrid, emparentaron a mediados del siglo XIX con la familia francesa Dulongval, de la que hay documentación suficiente para plantear que podría tratarde de Jean Baptiste Poret-Dulongval, caballero francés que trabajaba en legación diplomática francesa en Madrid. (Texto extractado de G. Navarro, C.: Memoria de Actividades. Museo Nacional del Prado, 2009, pp. 36-38).