Paisaje con la crucifixión de San Pedro
Primera mitad del siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 110 x 163 cm. Depósito en otra instituciónEl lienzo representa un paisaje cuyo desarrollo se organiza en tres planos que se escalonan en profundidad. Este recurso es frecuente en la pintura flamenca del género, y cuenta en España con numerosos ejemplos que sin duda el pintor tuvo que conocer. En los elementos que lo conforman se aprecia además un juego de líneas verticales y horizontales, ordenadas y compensadas con claridad, que recuerdan, acso remotamente, algunos paisajes de pintores italianos o de artistas nórdicos que pasan por Italia.
Los árboles, dipuestos a izquierda y a derecha de la composición, se conciben recortados a contraluz sobre el celaje, y están cubiertos de hojas doradas agitadas por el viento, evocando un tiempo otoñal. El último término lo ocupan unas montañas, que elevan el horizonte y clarifican la escena, rica por otra parte, en contraluces y tonalidades ocres, verdosas y azules.
Todo confiere a la obra un carácter escenográfico que sirve de marco al desarrollo de la historia religiosa que tiene lugar en el primer plano, a la derecha. En presencia de tres personajes dispuestos en torno al grupo central, dos sayones crucifican a San Pedro cabeza abajo, quien, según la tradición, así lo pidio, para diferenciar su martirio de la muerte de Jesucristo. El Apóstol ya ha sido atado a la cruz y se representa el momento de elevar el madero. La parte central de la escena realizada con una pincelada lisa, está fuertemente iluminada y las figuras de los acompañantes se disponen en grupos compensados, siendo de inferior calidad técnica.