Dos generaciones
1901. Óleo sobre lienzo, 163 x 233 cmNo expuesto
Deshecho por una luz que casi desvirtúa las formas de los objetos, y que no permite definir el fondo de la composición donde se insinúan unas gallinas, picoteando los restos de comida del suelo, la obra representa una sobremesa familiar en la que una pareja de ancianos, acomodados en sendas sillas bajas, descansan junto a su pequeña nieta. La abuela cabecea habiendo dejado caer al suelo sus agujas de hacer calceta y el abuelo, que permanece despierto tras las páginas de un diario se las acerca a menos de un palmo de distancia de sus ojos. La niña es la única que parece avisada de la presencia del pintor, quien le distrae de su enérgica actividad sobre un abanico de varillas que vuelve del revés para entretenerse. A sus pies, una sonaja y otros juguetes dejados caer enfatizan el carácter inquieto de la pequeña, y tras ella un botijo de barro rojo subraya el refresco que todos ellos buscan en la sombra del patio.
Dos generaciones de una misma familia se cobijan del inclemente sol bajo un porche emparrado en un patio rural, y así fue como los representó Pla, quien quizá ocupa la generación entre ambas. El artista se aprovecha aquí de la ternura de los personajes, todos ellos de apariencia indefensa, para exaltar los valores familiares como parte de un discurso argumental muy sencillo, en el que se tratan de manera habitual en su obra los afectos más comunes y cotidianos (Texto extractado de G. Navarro, C.: “Las dos generaciones”, Ternura y Melodrama. Pintura de escenas familiares en tiempos de Sorolla. Conselleria de Cultura i Educació de la Generalitat Valenciana, 2003, p. 212).