Dos luchadores
Hacia 1637. Óleo sobre lienzo, 156 x 128 cm. No expuestoEsta obra pertenece a un conjunto dentro de la serie de la Historia de Roma, dedicado a la descripción de las diversiones públicas romanas: atletas, gladiadores, cuadrigas, luchas de animales, naumaquias, etc. No en vano, una vez resueltas las dudas iniciales, el nuevo palacio se concibió como un retiro lúdico donde olvidar las preocupaciones que provocaba el gobierno de la monarquía. Probablemente se pretendió simplemente establecer una asociación entre los usos lúdicos del palacio del Retiro y las prácticas de la Antigüedad.
Los responsables de definir los detalles de esta serie mostraron un notable conocimiento de la literatura anticuaria producida en Italia en los setenta años anteriores, obteniendo de muy diversas lecturas la idea general que se observa en este conjunto. Los dos autores más importantes en su definición fueron Onofrio Panvinio y Justo Lipsio, aunque también podría sospecharse la consulta de Jerónimo Mercurialis, Antoine Lafréry, Giacomo Lauro o Serlio. Es posible identificar en Panvinio o en otros autores como Jerónimo Mercurialis, el origen de las escenas de atletas. Mercurialis fue autor de De arte gymnastica, obra publicada en 1573 y que incluye una gran variedad de estampas con ejercicios atléticos semejantes a los mostrados por Fracanzano en esta obra.
A lo largo de las últimas décadas se ha tratado de establecer la existencia de una serie de cuadros relativos a la Historia de Roma, entre los que se encuentra esta obra, encargados por los representantes de Felipe IV en esa ciudad y en Nápoles a partir de una fecha cercana a 1634 para el palacio del Buen Retiro. Persisten veintiocho obras que pueden relacionarse con este proyecto (conservadas principalmente en el Museo del Prado y Patrimonio Nacional), a las que se pueden añadir otras seis más actualmente destruidas o cuyo paradero se desconoce, todas ellas citadas en la Testamentaría de Carlos II. En total, unas treinta y cuatro pinturas, el conjunto más numeroso de todos los del Retiro incluyendo el Salón de Reinos y sólo inferior en número a las escenas mitológicas que en esos mismos años el cardenal-infante don Fernando, hermano del rey, solicitaba a Rubens para la Torre de la Parada. Su número constituye el primer argumento que permite entender la importancia otorgada a este ciclo en el nuevo palacio (Texto extractado de Úbeda de los Cobos, A. en: El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, 2005, pp. 169-170; 176-180).