El emperador Maximiliano II
1550. Óleo sobre lienzo, 184 x 100 cmSala 056
Hijo de Fernando de Austria, entonces rey de los Romanos, y próximo emperador (1556-1564) del Sacro Imperio Romano Germánico, y de su esposa Ana Jagellón, reina de Hungría y Bohemia, el emperador Maximiliano II nació en Viena el primero de agosto de 1527. Se educó en España junto a su primo, el futuro Felipe II y desde joven practicó el oficio de las armas combatiendo, más adelante, al lado del emperador Carlos V contra la liga de Esmalkalda, asociación de príncipes protestantes, que fue derrotada en la batalla de Mühlberg. El monarca le eligió para esposo de su hija María de Austria, se casaron en 1548 y ambos fueron regentes de los reinos españoles en ausencia del heredero, que hubo de realizar su largo viaje por Italia, Países Bajos y Alemania entre 1548 y 1551. Sin embargo, los intentos de su tío por transmitir la Corona del Imperio a su hijo Felipe II, en detrimento de Fernando, y como es natural, siendo el hijo mayor de éste, del propio Maximiliano, le distanciaron del ambiente de la corte española y de la imperial, hasta el punto de entablar relaciones con los príncipes protestantes alemanes, lo que dio lugar a una situación conflictiva en la familia. Al final, cuando abdicó Carlos V (1556) de la dignidad imperial y fue propuesto Fernando para asumirla, Maximiliano pudo sentirse seguro. Elegido rey de los Romanos en 1562, heredó la soberanía de Bohemia en el mismo año y fue coronado como monarca de Hungría en 1563. Al morir Fernando I en 1564 accedió al Trono Imperial, que disfrutó hasta su fallecimiento en Ratisbona (Regensburg) en 1576. Su gobierno se caracterizó por una particular política de tolerancia, hacia el protestantismo, de cuyos postulados religiosos no parece haber permanecido muy alejado. Le sucedieron sucesivamente sus hijos Rodolfo II (1576-1612) y Matías I (1612-1619) al frente de los destinos del Imperio. Cuando en 1568 falleció el príncipe don Carlos, heredero de Felipe II, abrigó la esperanza de colocar a alguno de sus hijos en el trono español; en cierto modo conseguiría su objetivo ya que casó a su hija Ana de Austria con Felipe II, lo que de nuevo le aproximó a la rama española. El hijo de ambos, el rey Felipe III (1598-1621), fue por tanto nieto de Maximiliano. En este retrato, pareja del de su esposa (P2110) pintado al año siguiente, Moro concibió una obra parecida a la que muestra la efigie de Felipe II pintada por Tiziano en Milán durante 1548, aunque reduciendo el espacio y añadiendo la minuciosa descripción de las calidades de todos los motivos visibles en el lienzo con una irreprochable precisión en los detalles. Representa al futuro Emperador en pie, de cuerpo entero, tamaño natural, en posición de tres cuartos, girado a su izquierda y destacado sobre un fondo oscuro, lo que resalta el volumen de la figura. Lleva espada, viste de blanco con una rica cuera de viaje y calzas; se cubre la cabeza con una gorra negra adornada con una pluma y ostenta al cuello el collar de la orden del Toisón de Oro. Mantiene los guantes en la mano derecha, apoya el antebrazo izquierdo sobre una mesa cubierta con un tapete de terciopelo verde, encima del cual reposa un yelmo cerrado de combate, finamente cincelado y rematado con un penacho de plumas rojizas. De hecho es una imagen usual reveladora de un personaje de alta cuna y hombre de armas que dimana la serenidad y distinción inspiradas en el ideal español de presencia austera y digna. Destacan tanto la reconocida habilidad del maestro para captar el espíritu del comitente con hondura psicológica, como para lograr un sentido de realidad verosímil, en razón del cuidado puesto en la valoración casi táctil de las cualidades intrínsecas de la materia que define cada uno de los pormenores que componen esta severa imagen de la encarnación del poder político en el siglo XVI, con naturalidad y sin pomposidad (Texto extractado de Luna, J. J.: De Tiziano a Goya. Grandes maestros del Museo del Prado, National Art Museum of China-Shanghai Museum, 2007, pp. 247-249).