El escritor Ventura de la Vega
1849. Óleo sobre lienzo, 61 x 52 cmNo expuesto
Retratado a sus cuarenta y dos años, de busto largo ane un fondo neutro. El escritor viste levita y corbata de raso negras. De frente ancha y despejada, pobladas patillas y bigote, introduce su mano entre la botonadura de la levita, sobre la que ostenta las grandes cruces de las órdenes de Carlos III, concedida en 1838, e Isabel la Católica, cuya banda asoma tímidamente bajo las solapas.
Fue compañero de Espronceda, con quien formaría más tarde la sociedad secreta “Los Numantinos”. Profesor de Literatura de la reina Isabel II, Director del Teatro Español, del Real Conservatorio y miembro de la Real Academia Española de la Lengua desde 1842, su obra literaria está compuesta fundamentalmente por poesía lírica y teatro dramático. Figura destacada de los ambientes literarios y artísticos del Madrid de su tiempo. Fue retratado también por Esquivel en el cuadro Los poetas contemporáneos. Una lectura de Zorrilla en el estudio del pintor (P4299), en lugar preferente, junto al propio artista y destacado del resto de los personajes por su levita clara, siendo además el protagonista del lienzo de este mismo pintor titulado Ventura de la Vega leyendo una obra en el Teatro del Príncipe (P3303), testimonios ambos de la amistad existente también entre el escritor y el pintor sevillano.
Este es, sin duda, uno de los más hermosos retratos masculinos pintados por Federico de Madrazo durante su primera madurez a uno de sus amigos más queridos, como testimonia su dedicatoria y la soberbia calidad de su factura, en la que Madrazo destilo lo mejor de su maestría retratística de estos años, todavía impregnada de un profundo halo romántico, influenciado por el arte de Ingres y muy por encima del resto de los pintores españoles de su generación.
Así, la extraordinaria elegancia natural con que está retratado el escritor, desterrando cualquier elemento decorativo para concentrar su interés en la captación más honda y sincera de su carácter, la intensidad expresiva de sus grandes ojos y su semblante sereno, así como la asombrosa fuerza vital de su cabeza, espléndidamente modelada a base de suavísimas transparencias y breves toques de luz en las pupilas, nariz y barbilla, sitúan sin duda alguna este retrato como una de las obras maestras de este periodo de la producción del artista.
Otro testimonio de la amistad de Federico de Madrazo con Ventura de la Vega, así como de la evolución de los rasgos físicos del escritor, lo constituye el retrato a lápiz que Madrazo le hiciera quince años antes, en 1834 (D5404), bajo el que Ventura de la Vega escribió de su puño y letra unos versos de su poema La Agitación (Texto extractado de Díez, J.L.: Federico de Madrazo (1815-1894). Museo del Prado, 1996, p. 208).