El juicio de un alma
1663 - 1664. Óleo sobre lienzo, 145 x 104 cmNo expuesto
El tema del juicio particular del alma tiene sus fuentes en el teatro religioso popular. En origen, se representa la disputa entre un ángel y un demonio por la posesión del alma en cuestión, en presencia de Cristo y la Virgen; las pinturas más antiguas conocidas datan del siglo XV. Aquí el pintor, sin embargo, ha tratado el tema, que quizá se refiera a un hecho concreto, de forma diferente. En dos planos paralelos y superpuestos se disponen cinco figuras. El plano superior, con fondos dorados, que sin duda aluden a la divinidad de los personajes que allí se encuentran, lo ocupan el Salvador como Juez, en el momento de tomar una decisión, y la Virgen, que ha intercedido ante su Hijo por el mortal. María viste de blanco y marrón, como el hábito del Carmelo, y está adornada con dos de los atributos de la Inmaculada, la corona de estrellas y el creciente de luna a los pies. En el centro de la mitad inferior y sobre un fondo azul con nubes se encuentra el alma juzgada, encarnada por un joven semidesnudo arrodillado que mira hacia arriba de forma suplicante. La figura está flanqueada por Santo Domingo de Guzmán y por San Francisco de Asís, cada uno con el hábito de la orden de la que son fundadores. El santo dominico, a la izquierda, lleva en sus manos el rosario que le fue entregado por la Virgen y que debe aludir a la devoción mariana del alma juzgada, y el franciscano, a la derecha, muestra un pan que puede ser símbolo de su caridad hacia los pobres o probablemente sirva para recordar los méritos del ayuno, que practicó durante su vida en la tierra. El pintor ha ideado la composición además de en dos planos, superior e inferior, en dos líneas diagonales cruzadas, en cuyos extremos se sitúan los personajes que con sus actitudes contribuyen a subrayar el efecto. El lienzo, de gran calidad pictórica, está realizado con técnica suelta y precisa y rico colorido, y evoca la manera de Carreño, su maestro y colaborador, pero los modelos humanos son los mismos que se repiten en las obras de Cerezo.
Urrea, Jesús, Pintores del reinado de Felipe IV, Madrid, Museo del Prado-Caja de Ahorros de Navarra, 1994, p.nº34, 98