Estudio de una cabeza femenina dormida
1829. Carboncillo, Clarión sobre papel, 191 x 275 mmNo expuesto
Recién llegado a Roma como pensionado de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, el joven Luis de Madrazo vivió en primicia un hallazgo arqueológico trascendental para la cultura de su tiempo: la localización e identificación de la auténtica catacumba de san Calixto, en la que los primeros pontífices romanos se habían dado sepultura en torno a la tumba de la mártir santa Cecilia. Esto se tradujo en un inmediato avivamiento del interés por los tiempos secretos del cristianismo, sobre todo para los artistas cercanos a esas preocupaciones. Con la catacumba recién descubierta, Luis fue uno de los primeros artistas europeos en trasmitir su más intenso significado religioso por una vía artística y realizó una pintura de extraordinario significado piadoso, pero en la que desplegó una atención propia de la pintura de Historia a la fiel descripción arqueológica del hecho que había originado la existencia de ese lugar sacro.
Para meditar los términos de la composición y, sobre todo, para depurar las figuras con las que compondría El entierro de santa Cecilia (P06555), conservado en el Museo del Prado, Luis de Madrazo llevó a cabo un amplio número de dibujos preparatorios, todos ellos adquiridos por el Museo como parte del fondo Madrazo (Texto extractado de G. Navarro, C.: "Luis de Madrazo y Kuntz. Estudio de cabeza femenina y tres estudios de la mano derecha para santa Cecilia, 1851", No solo Goya. Adquisiciones para el Gabinete de Dibujos y Estampas del Museo del Prado 1997-2010. Museo del Prado, 2011, p.214).
Dos de los mejores dibujos de este amplio conjunto son los dedicados a la cabeza de la Santa, que representan a una muchacha dormida. En este Madrazo recrea el perfil de Cecilia con detenimiento, ayudándose con ligeros toques de clarión para describir la tenue iluminación de su rostro, retratando los rasgos de su modelo con una naturalidad que luego idealizaría en el cuadro. En el segundo (D07310), más delicado y cuidadoso en cuanto a su ejecución, mantiene la naturalidad del apunte anterior, perceptible sobre todo en la forma en la que cae el pelo de la joven muchacha, que en el lienzo representará con mayor artificio al desordenar su peinado, convirtiéndose en la única referencia visual –junto a la discreta y casi inocente herida de su cuello– a la violencia del martirio. (Texto extractado de G. Navarro, C.: "Luis de Madrazo, pensionado en Italia: El entierro de Santa Cecilia y sus dibujos preparatorios en el Museo del Prado", en Boletín del Museo del Prado. Museo del Prado, 2007, p. 131).