Felipe V a caballo
Hacia 1723. Óleo sobre lienzo, 354,5 x 269,1 cmNo expuesto
A la llegada de Jean Ranc a Madrid a finales de septiembre de 1722, acometió la realización de nuevos retratos oficiales en estilo francés según lo establecido por Hyacinthe Rigaud, maestro del artista y tío de su esposa. Estos destacan por una carga decorativa y simbólica perfectamente adecuada a la poderosa representación que la anterior dinastía, los Habsburgo, había desarrollado en su principal residencia, el Alcázar de Madrid. Este retrato ecuestre de Felipe V se destinó, según la documentación conocida, al Salón de los Espejos, el cual a inicios del siglo XVIII era todavía considerado como la principal sala de recepciones de la monarquía española. En este salón se encontraban una serie de retratos de los reyes españoles desde Carlos V hasta Carlos II. En estos retratos, los monarcas eran representados tomando parte en grandes batallas emblemáticas de la historia del reino. Al retrato ecuestre Carlos V en la batalla de Mühlberg (P410), pintado por Tiziano, se unían el retrato de Felipe II ofreciendo al cielo al infante don Fernando (P431), también de Tiziano , el retrato de Felipe III en La expulsión de los moriscos por Velázquez (destruido), dos retratos ecuestres de Felipe IV -uno de Velázquez y otro de Rubens- y el de Carlos II de Luca Giordano (estos últimos tres fueron destruidos en el incendio del Alcázar en 1734). Por causa de ese accidente, se redactó un inventario en el que aparece este retrato ecuestre de Felipe V de Ranc junto al de Carlos V en la batalla de Mühlberg, y se señala que estas dos obras eran del mismo tamaño y estaban en el mismo estado crítico de conservación a causa el incendio.
Felipe V aparece triunfante sobre un caballo en corveta y de perfil. Cubierto con media armadura ceñida con la banda azul de la orden francesa del Saint-Esprit, lleva casaca de terciopelo azul bordada en oro y forrada de seda roja que remite al color del precioso fajín de general que rodea sus caderas. En la seda roja sobresale el blanco de su mano derecha enguantada, sujetando el bastón de mando, mientras que la mano izquierda agarra las riendas, dominando al caballo. El color blanco de los guantes y del cuello dirige la mirada hacia la cabeza, cubierta con una larga peluca empolvada, característica del estilo de la época. El monarca dirige al espectador una mirada soberana y benevolente, ya captada por Ranc en el retrato de busto de Felipe V, rey de España (P2329), que hacía pareja con el de Isabel de Farnesio (P2330). Lo acompaña un oficial a caballo, sosteniendo el yelmo real y mirando hacia el fondo del valle donde aparecen tropas de caballería luchando en un vasto paisaje montañoso. La Victoria, sujetando hojas de palma y una corona de laurel, vuela por encima del rey y lo mira complacida. La figura alegórica indica con la mano izquierda el camino hacia un porvenir triunfante y pacífico, evocado por los trofeos militares situados a los pies del caballo. El arcoíris y la figura de Sagitario en el ángulo superior izquierdo remiten al signo astrológico de Felipe V, quien nació el 19 de diciembre de 1683.
Ranc ya había pintado anteriormente otro retrato ecuestre, el de Felipe II, duque de Orleans y regente de Francia, que hoy sólo se conoce a través de un grabado. Esta obra sirvió de modelo para el retrato ecuestre de Felipe V, que presenta el caballo y su jinete en una postura y perspectiva casi idénticas. La composición del paisaje de fondo corresponde también al retrato del regente. Sin embargo, aunque Ranc reitere en éste una composición de carga simbólica universal y divina, innova introduciendo a un oficial a caballo que acompaña al rey, una figura menos común en los retratos ecuestres. Este oficial dirige su mirada hacia atrás, hacia una batalla de los tiempos pasados que remite a la larga Guerra de Sucesión. La mirada del oficial y su caballo sugieren un movimiento que se inicia en el fondo -el pasado- hacia el primer plano del espacio pictórico -el presente-, donde se representa la llegada del rey en una puesta en escena inspirada por la ceremonia antigua del adventus del emperador romano. La postura del rey y de su caballo, así como la directa mirada del monarca al espectador, vienen a exaltar la posición de Felipe V tras la guerra de Sucesión. La Victoria y el signo astrológico del rey son elementos alegóricos que representan la protección divina del monarca. Para pintar la figura de la Victoria, es probable que Ranc se inspirase en los retratos ecuestres de Rubens de la colección real, aunque él la interpretó como una figura de estilo clásico romano que no corona al rey de laurel, sino que señala futuros triunfos y le anima a seguir luchando. El signo astrológico proviene de la tradición del retrato renacentista; según Leon Battista Alberti (1404-1472), los signos del zodíaco presentes en los retratos aluden a la promesa divina de un noble destino para los personajes previsto por los astros (Información basada en el texto de G. Maurer, "Jean Ranc. Portrait équestre de Philipe V, roi de l´Espagne", en: Jean Ranc, un montpelliérain à la cour des rois, 2020, pp. 242-244, num. 59 y actualizada por el Departamento de Pintura Italiana y Francesa hasta 1800 el 8/3/2021 con la colaboración de Celia Boucher).