Fernando VII a caballo (boceto)
1821. Óleo sobre lienzo, 36,7 x 33,8 cm. No expuestoLa obra sería un acabado boceto de presentación para el monarca de un retrato suyo que habría de figurar en la sala de Artistas Contemporáneos del Real Museo de Pinturas (Museo del Prado, P 3295), junto a los retratos también ecuestres de sus padres, Carlos IV y María Luisa, realizados por Goya, y constituye la efigie más relevante entre las que Madrazo hizo del monarca, fundador del Real Museo.
En el boceto Fernando VII aparece, como en el cuadro definitivo, con uniforme de gala de Capitán general de los Ejércitos, el Toisón de Oro, la gran Cruz y la banda de la orden de Carlos III y la laureada de San Fernando. Al contrario que en el cuadro final, no se toca con bicornio, sino que presenta descubierta la cabeza, lo que revela una imagen muy distinta del soberano, acentuada por el realismo de las facciones, especialmente en los ojos. El roble, que simboliza aquí la fuerza, la virtud, la constancia y la longevidad, aparece pintado al lado izquierdo de la figura (y no al derecho), de manera más sumaria que en el retrato definitivo. A diferencia del conocido retrato ecuestre de Goya, el caballo no está en corveta, sino que va al paso, inspirado, como el del cuadro definitivo, en el retrato de Marco Aurelio en Roma, bien conocido por el artista.
El boceto permite estudiar muy bien el proceso de ejecución de la obra. Su estudio ha desvelado el dibujo de una cuadrícula subyacente (lo que implicaría la existencia de un dibujo previo desde el que se trasladó) y algunos cambios en la composición, como la eliminación del bicornio que inicialmente llevaba el rey también en esta obra; ambos aspectos concordarían con la posibilidad de que se tratase de una réplica posterior reducida, pero los cambios en la disposición del árbol, el muy diferente paisaje, la desaparición de los dos generales que siguen al monarca y la inicial posición más alta de la pata delantera derecha del caballo, más baja en el estado final del boceto a semejanza de lo que ocurre en el cuadro definitivo, disminuyen la fuerza de esta hipótesis.
En su ejecución el boceto presenta gran variedad de matices fruto de una técnica más jugosa que la del cuadro definitivo, de mayor sequedad, y una gran precisión, superior a la de otros de su autor, con detalles muy sutiles, como el brillo de las herraduras y la vuelta de la cincha que sujeta el estribo.
Barón, J, 'José de Madrazo. El rey Fernando VII, a caballo' En: Museo Nacional del Prado. Memoria de actividades 2019, Ministerio de Cultura y Deporte,, 2020, p.112-114