Hombre con laúd
Hacia 1627. Óleo sobre lienzo, 128,7 x 101 cmSala 016B
Un joven sujeta un instrumento de música que ha sido identificado como un archilaúd de mástil largo o un guitarrón. La vestimenta negra del personaje y el fondo oscuro hacen que únicamente destaquen las carnaciones y los toques blancos del cuello y puños, de tal manera que la atención se concentra en el rostro y manos del retratado, según una fórmula habitual en los retratos del Barroco.
La manera experta de sujetar el instrumento con las dos manos manifiesta la familiaridad del retratado con el laúd, pero su identidad permanece oculta. Parece tratarse del retrato de un músico profesional. Durante mucho tiempo se consideró como un retrato de Jacobo Gaultier, un famoso músico francés que trabajó como primer laúd en la corte del rey inglés Carlos I entre 1617 y 1647. Sin embargo, las imágenes conocidas de este músico, de mayor corpulencia y cabellera rizada y abundante, lo distancian del personaje retratado por Van Dyck. Por otro lado, la presencia del instrumento no implica necesariamente la dedicación profesional al arte de la música. Símbolo cortesano por excelencia, las alusiones al arte musical son habituales en muchos retratos del Barroco como signo de distinción y refinamiento intelectual. En ese caso podría tratarse de la efigie de un joven burgués o un aristócrata, quien proyecta su distinguida posición social mediante el dominio del laúd, objeto propio de una forma de vida refinada y culta. Nótese la presencia de una espada colgada de la cintura del personaje, que lo aleja de la condición de simple músico.
Van Dyck fue un hábil y exitoso retratista. La colocación del personaje de perfil, mientras parece caminar hacia la izquierda llevando el instrumento, a la vez que gira el cuello para dirigir su mirada hacia el espectador, evidencia el aire casual que el pintor pretendía conceder a todos sus retratos. Consigue de esta manera una pose armoniosa y una composición dinámica, que a su vez queda marcada por el juego de diagonales que forman la posición inclinada del instrumento y el brazo extendido del músico.
No hay certeza en la fecha de realización de la pintura. La seguridad en la ejecución y las cualidades pictóricas y compositivas corresponden a un momento de madurez creativa, sin que sea fácil discernir si el cuadro fue pintado durante el periodo italiano de Van Dyck (1621-27) o durante su segunda etapa en Amberes (1627-32). Por una parte, la movilidad de la figura, las características singulares del laúd y la sencillez compositiva hacen pensar en un retrato italiano, sin embargo, la austeridad en el uso del color y el ideal aristocrático enlazan con los retratos realizados en los Países Bajos.
Respecto a la procedencia de la pintura tampoco hay datos concluyentes. La obra se documenta por vez primera en 1734, cuando aparece en una lista de las pinturas que se salvaron del incendio que arrasó el antiguo palacio real de Madrid, y que acabó con muchos cuadros de la colección real española ingresados en el siglo XVII (Texto extractado de Pérez Preciado, J. J. en: El Prado en el Ermitage, Museo Nacional del Prado, 2011, pp. 118-119).