Medalla de la Congregación del Ave María
1766. Plomo.No expuesto
Bordes sin recortar. En el Anverso dentro de círculo, cruz griega patada y resplandeciente debajo de corona y rodeada de láurea. Al reverso la Virgen María sentada sobre unas nubes, con el Niño en su regazo, entrega el rosario al beato Simón de Rojas.
La Real Congregación de Esclavos del Dulcísimo Nombre de María, conocida como Congregación del Ave María, una de las más antiguas que se conservaban en Madrid, fue fundada por el trinitario calzado fray Simón de Rojas el 21 de noviembre de 1611. Esta orden, de origen francés había sido creada a finales del siglo XII (en 1198) por Félix de Valois y Juan de Matha, y su regla establecía, además de la redención de los cautivos cristianos, el ejercicio de la caridad con los enfermos y peregrinos. Se extinguió a finales del siglo XIX, pero antes, en el año 1739, se produjo un enfrentamiento entre la comunidad de trinitarios y la congregación, al querer la primera dirigir la marcha de la segunda.
Los documentos del archivo de la Congregación, guardados en el Archivo Histórico Nacional, especifican que Jerónimo Antonio Gil realizó los troqueles de acero de esta medalla, recibiendo por ello el 15 de Abril del año 1766, 1800 reales de vellón. En ese mismo año se grabaron doscientas medallas y su costo, según la relación de gastos de materiales y hechuras firmada en junio de 1767, ascendió a 8.323 reales y 16 maravedís.
En los años 1818, fecha de la medalla siguiente, y 1904-1905, una vez recogidas las medallas antiguas -o en su defecto cuatro pesetas- se labraron medallas nuevas, siempre a partir de la primitiva grabada por Jerónimo Antonio Gil. La hechura de estas medallas nuevas se debió en ocasiones a la entrada de importantes personajes en la cofradía, como los miembros de la familia Real, o en otras, a su mal estado de conservación. En junio del año 1904 el obrador de platería Rafael Fernández pasó un presupuesto de 75 pesetas por hacer un nuevo troquel grabado igual que el que está roto. En julio del mismo año presentó también presupuesto el grabador Félix M. de Pinillos, que se comprometía a realizar treinta medallas de plata de aproximadamente una onza, con sus troqueles, al precio de 19 pesetas cada una y 40 pesetas por un juego de troqueles iguales a la muestra. Siempre que se entregaba o recogía una medalla se especificaba si era de las antiguas o de las modernas.
(Texto extractado de: Cano Cuesta M., Catálogo de Medallas Españolas, Madrid: Museo Nacional del Prado, 2005, p. 174)