Premio de la Real Academia Española
1777. Bronce.No expuesto
En el anverso busto del rey a la derecha, con el pelo recogido por una cinta. Viste casaca y banda y lleva el collar de la orden del Toisón. Al reverso un gran crisol humea sobre un fuego de leña.
En 1777 la Real Academia Española, con el fin de acabar con el empobrecimiento de la lengua y frenar el mal gusto difundido entre los jóvenes oradores y poetas, decidió convocar concursos públicos anuales para premiar las mejores obras que se expusiesen en las modalidades de elocuencia y poesía. Los ganadores del certamen en cada una de las dos especialidades recibirían una medalla de oro mandada acuñar por la Academia y su obra sería publicada a expensas de la institución. El proyecto fue aprobado por el rey en el mes de septiembre y para la ejecución de la medalla se formó una comisión integrada por varios académicos, entre ellos Fernando Magallón, autor de la idea inicial. El tipo elegido para el reverso de la medalla fue el emblema de la Academia, el crisól sobre un montón de leña ardiendo, símbolo del espíritu y la labor de la institución, con su lema como leyenda. Gil grabó los troqueles de la medalla en apenas dos meses y a principios del mes de diciembre la Academia solicitó permiso a la Casa de Moneda de Madrid para acuñar los ejemplares; además de en oro se batieron en plata y bronce para repartir entre los miembros de la corporación y como regalo a otras instituciones.
(Texto extractado de: Cano Cuesta M., Catálogo de Medallas Españolas, Madrid: Museo Nacional del Prado, 2005, p. 178)