Musa pensativa
69 - 90. Mármol blanco, Travertino, 115 x 35 cmGalería Jónica Planta Principal Norte
La musa apoyada es una obra típica de comienzos de la época tardohelenística. Uno de sus rasgos más tardíos, ha de mencionarse, es su concepción plana, con las vistas frontal y posterior anormalmente estrechas, y un solo punto de vista principal. Los logros del arte temprano y alto-helenístico aún son claramente perceptibles en la composición y en el tratamiento de los ropajes. Mientras que, en la vista principal, la posición de sus brazos y piernas cruzados y el sistema triangular de ejes aún recuerdan obras temprano-helenísticas, como la Afrodita de Doidalsas. Por otra parte, la escultura se parece también a las estatuas con ropaje de la primera mitad del siglo II a. C., de Pérgamo: los pliegues verticales de su pesada vestimenta interior, ceñida debajo del pecho, que aparecen debajo de los pliegues horizontales del fino manto que la cubre, crean en su conjunto un sistema de composición propio, en gran medida independiente de la posición del cuerpo. La prenda interior cubre el cuerpo de tal forma que la posición de pies cruzados sólo se percibe en el lado derecho, donde aparece el pie izquierdo sobresaliente. La fuerza plástica de las estatuas de Pérgamo fue muy mermada en la estatua de la musa. La Musa pensativa no tiene un aspecto tan patético como aquéllas, sino que su expresión circunstancial y sus pequeñas dimensiones le dan un aire cotidiano y apacible.
La curiosa forma puntiaguda del pilar, su incrustación en mármol de color y el inusual abultamiento del ropaje debajo del antebrazo izquierdo sugieren que fue retocado en época moderna; el pilar rocoso, quizá dañado y más estrecho en la parte inferior, fue alisado creando una pilastra. Las anchas perforaciones acanaladas, características de mediados del siglo II d. C. y que se ven en el extremo del manto que cae sobre el pilar de la estatua de Madrid, fueron hechas en la misma época en que también se retocó el pilar, datan de la época moderna.
Casi idéntica a ella es la musa representada en un relieve de mármol del British Museum de Londres (1819,0812.1), creado por Arquelao de Priene hacia el año 225-205 a. C., que representa la Apoteosis de Homero. La obra, como la mayoría de las representaciones romanas de las musas, probablemente decoraba el peristilo o la biblioteca. En el citado relieve tardohelenístico de la Apoteosis de Homero aparece la musa a la entrada de una gruta, escuchando atentamente la música de la cítara de Apolo, el guía de las musas. En su mano izquierda lleva un rollo que la podría identificar como Clío, musa de la poesía épica. La obra del Prado es una réplica romana basada en un original creado hacia el 150 a. C. en Jonia (Asia Menor).
Para su datación son particularmente indicativos los numerosos pliegues de la prenda interior que aparecen nítidamente en la espalda, y por encima de ellos, las terminaciones antiguas de los rizos. A los pliegues de poca profundidad corresponden las finas líneas incisas en la cabellera; ambos rasgos remiten la estatua al siglo I, probablemente a los tiempos flavios.
La obra estuvo en la colección de Cristina de Suecia, más tarde en la Odescalchi, desde donde pasó a formar parte de la colección real española. Está documentada en el palacio de Baldasarre Odescalchi a través del inventario realizado por Baldassarre d´Erba en 1721, en la "Seconda Stanza della Fontana". Aparece recogida después en la "Lista de embarque" (1725) de las esculturas de Cristina de Suecia y Odescalchi, adquiridas por Felipe V e Isabel de Farnesio con la intermediación del cardenal Acquaviva. Las piezas fueron embaladas en cajas para su traslado por vía marítima desde Génova a España, recalando en el puerto de Alicante y siendo llevadas después al palacio de La Granja de San Ildefonso. Con fecha 17 de marzo de 1725 se anotaba lo siguiente: "N. 123. Cassa con due statue una de Tolomeo giovane, l´altra d´una doncella vestita, e posata ad un piedestallo". La primera de estas dos piezas citadas podría ser el torso de efebo del tipo Eros de Parion (E12) o bien el Adolescente desnudo (E85), pero la segunda ha de ser, por su pequeño tamaño, la Musa pensativa, que los inventarios describen así: Cristina, 101: "Statua… che posa il cubito destro con braccio sinistro sopra una colonnetta"; Odescalchi, 63: "Statua antica di femina, quale si appoggia sopra un termine tutta perfettam(en)te panneggiata, alta in circa palmi cinque, e mezzo…"; Acquaviva: "Figurina posata sopra piedestallo, 100". Esta figura, restaurada en el siglo XVII con una cabeza clasicista y una placa de alabastro veteado en el frente del pilar en el que se apoya, no recibió identificación alguna, como vemos, en los inventarios del siglo XVII. Ajello, que la hizo representar en el dibujo 37 de su "Cuaderno" tal como hoy la vemos, se dejó llevar por su aspecto misterioso y le dio el nombre de "Sibila" (Saggio, "estatua XXXVIII"), que se mantuvo durante todo el siglo XVIII. Fue después de instalada en el Prado cuando empezó a ser denominada "Mnemósine" o, ya con mayor exactitud, "Musa": es evidente que su figura -repetida en réplicas de diversos museos europeos- aparece sobre muchos sarcófagos romanos que representan a las nueve hermanas compañeras de Apolo (Schröder, S., Catálogo de la escultura clásica. Museo del Prado, 2004, pp. 192-196; Elvira Barba, M. A., Las esculturas de Cristina de Suecia. Un tesoro de la Corona de España, 2011, pp. 46-47 y 72).