San Pedro liberado por un ángel
1643. Óleo sobre lienzo, 145 x 110 cm. Sala 017ASan Pedro, en prisión, recibe la visita milagrosa de un ángel, que ha roto las cadenas que le encadenan y le facilita su liberación con objeto de que pueda continuar con su labor de difusión del Evangelio. A diferencia de otras versiones del tema, como la de Ribera en este mismo museo, Pereda nos presenta la escena en un primerísimo plano y en vez de dispersar su interés en la descripción del entorno, lo centra en el análisis de las emociones de los dos protagonistas, que utilizan como instrumentos expresivos no sólo los gestos de sus rostros, sino también los ademanes de sus manos. El pintor se ha recreado en el contraste entre la anatomía envejecida y gastada del Apóstol y los rasgos juveniles e idealizados del ángel, y entre los dos componen una escena de gran atractivo que, en la pormenorizada descripción de los rasgos del viejo, evidencia la atracción que sintió Pereda por la pintura de José de Ribera (Texto extractado de Portús J.: Pintura Barroca Española. Guía, Museo Nacional del Prado, 2001, p. 226).