Cristo crucificado
1660 - 1670. Óleo sobre lienzo, 223 x 168 cm. No expuestoJunto con la Virgen de Atocha (P5536) del mismo autor, es uno de los más interesantes ejemplos de la pintura de imágenes de devoción, trampantojos a lo divino, cuya función era la de sustituir a los ojos del fiel devoto, la piadosa y famosa escultura por su "verdadero retrato", con tal eficacia imitativa, que se pudiese pensar hallarse físicamente ante ella. Ignoramos qué imagen concreta se representa en este lienzo, que reproduce un verdadero camarín, con su arquitectura decorada ricamente, y un fondo de fingido espacio arquitectónico, magníficamente logrado, con la técnica de un hábil discípulo de Mitelli y Colonna. La imagen se ciñe con corona de rosas, tal como era frecuente hacer con las imágenes de gran devoción, y en lugar del paño de pureza habitual, lleva, como tantos otros en toda la geografía devocional española, un rico faldellín bordado que cubre buena parte de las piernas. Unos angelitos niños juegan en primer término con los atributos de la pasión (un gigantesco clavo, una tibia y una calavera) mientras otros, volando, apartan las cortinas que, a modo de pabellón, cierran el camarín. No es fácil fechar la obra, pues su singularidad no ofrece demasiados puntos firmes para la comparación, pero no debe estar lejos de la Virgen de Atocha y será por lo tanto de entre 1660 y 1670.
Carreño, Rizi, Herrera y la pintura madrileña de su tiempo, Madrid, Ministerio de Cultura: Banco Herrero, 1986, p.223