Jarro de pico en cristal
1550 - 1600. Cristal de roca / cuarzo hialino, Esmalte, Oro, 18,5 x 21,2 cm. Sala 079BLa forma del vaso, compuesto por cinco piezas de cristal de roca, fue diseñada ex profeso para completarse con la guarnición de oro esmaltado. Ambas partes fueron magistralmente labradas, como demuestran la finura de la talla y grabado del cristal con la que fue decorado el cuerpo del vaso, con motivos propios del Renacimiento como festones y ramos frutales. Lo mismo sucede con el mascarón de oro que decora el pico vertedor, que probablemente representa a Hypnos, la personificación del sueño. Arbeteta atribuye esta obra al taller de los Miseroni, atendiendo a la decoración sobre cristal. El diseño del esmalte negro embutido en la masa de oro del pico también fue de uso frecuente en los talleres de los Sarachi, de Milán, y se basa en grabados como los de Hans Collaert (activo en Amberes en 1555) para diseños de joyería, o la versión, algo más tardía, de estos arabescos de Daniel Mignot (activo en Augsburgo de 1593 hasta aproximadamente 1616). La decoración de ramos deriva directamente del arte romano y su reinterpretación renacentista. Aparece en varios vasos del Kunsthistorisches Museum de Viena realizados en el segundo cuarto del siglo XVI con esquemas decorativos algo más evolucionados, otro del Louvre con dobles cintas (MR 281) y dos vasos del Museo degli Argenti de Florencia (Inv. Gemme 1921, no 801 y no 772).
El estado original de la pieza es visible en la fotografía de Juan Laurent y Minier, “Jarre, cristal de roche gravé, montures d’or et émail, XVIe siècle, règne de Henri II”, hacia 1879 (Museo del Prado, HF0835/35) (Arbeteta tiene presentado un texto sobre la revisión de la catalogación para su publicación).
Es una de las piezas pertenecientes al Tesoro del Delfín, el conjunto de vasos preciosos que, procedentes de la riquísima colección de Luis, gran Delfín de Francia, vinieron a España como herencia de su hijo Felipe V, primer rey de la rama borbónica española. Luis de Francia (1661-1711), hijo de Luis XIV y María Teresa de Austria, comenzó su colección tempranamente influenciado por su padre. La adquisición de obras se producía por diversas vías, desde regalos hasta su compra en subastas y almonedas. Al morir el Delfín, Felipe V (1683-1746) recibe en herencia un conjunto de vasos con sus respectivos estuches, que fueron enviados a España. En 1716 estaban en el Alcázar de Madrid, desde donde se trasladaron, en fecha posterior, a La Granja de San Ildefonso, lugar donde se citan a la muerte de Felipe V, conservados en la llamada Casa de las Alhajas. En 1776 se depositaron, por real orden de Carlos III, en el Real Gabinete de Historia Natural y continuaron en la institución hasta el saqueo de las tropas francesas en 1813. La devolución de las piezas se produjo dos años más tarde y con algunas pérdidas. Fue en 1839 cuando la colección llega al Real Museo, donde sufrió en 1918 un robo. Con ocasión de la Guerra Civil española fueron enviadas a Suiza regresando en 1939, con la pérdida de un vaso, desde entonces se encuentran expuestas en el edificio Villanueva.