Los israelitas bebiendo el agua milagrosa
1566 - 1568. Óleo sobre lienzo, 146 x 230 cm. No expuestoLa pintura ilustra dos episodios no estrictamente contemporáneos del Éxodo. En un plano intermedio, en el centro de la composición, Moisés y Aarón dirigen a los israelitas hacia la Tierra Prometida, guiados por el resplandor solar con que Jacopo ha sustituido la columna de fuego que orientó a los judíos (Exodo 13: 21-22). En primer plano, ajenos al viaje, hombres, mujeres y animales sacian su sed en la fuente que Moisés había hecho brotar previamente de la roca de Horeb (Exodo 17: 1-7). Aikema ha querido explicar esta yuxtaposición de escenas acudiendo a la religiosidad veneciana del momento, caracterizada por una creciente ortodoxia y un control cada vez mayor de las artes figurativas, perceptible en el recelo inquisitorial a la inclusión de elementos profanos en pinturas de tema sacro. Este clima explicaría los cambios introducidos por Jacopo respecto a obras anteriores de similares características, destinados a revestir de contenido moral elementos propios de la pintura de género para alejar cualquier atisbo de heterodoxia. Así, tras las aparentemente inocuas figuras humanas y animales que sacian su sed en primer plano, subyacería una grave advertencia a la debilidad homo carnalis, siempre presto a sucumbir a los placeres inmediatos, mientras la presencia de Moisés y Aarón al frente de su pueblo reflejaría el énfasis puesto por la Contrarreforma en la jerarquía social. No consta sin embargo que el público, veneciano o español, estuviera al tanto de tan sofisticadas intenciones, y la pintura de Jacopo Bassano y sus hijos fue apreciada básicamente por sus aspectos formales.
Ballarin fecha esta obra en el bienio 1566-1568 y la cree enteramente autógrafa de Jacopo, mientras Rearick retrasa su realización a finales de la década de 1570 y percibe en ella la mano de su hijo Giambattista en el caballo y la figura a su derecha. Aceptando la teoría de Ballarin respecto a la cronología, no debe excluirse la intervención de algún ayudante en áreas como las citadas, aunque el estado de conservación no es el idóneo -ya en 1636 estaba algo maltratada-, lo que podría explicar las diferencias de calidad.
Ignoramos cuándo ingresó en la colección real, pero se cita por primera vez en 1636 en el Alcázar de Madrid. Ingresó en el Museo del Prado en 1819.
En los siglos XVI y XVII Jacopo Bassano y sus hijos disfrutaron de gran prestigio en Europa y en ningún otro país tanto como en España, desde que Felipe II comenzara a adquirir obras suyas en la década de 1570. Jacopo Bassano fue apreciado entonces como un pintor eminentemente naturalista especializado en la representación de animales y escenas de género, como señaló el embajador español en Venecia en 1574: que en lo que toca el pintar al natural animales y otras cosas es muy estimado. Los israelitas bebiendo el agua milagrosa proporciona un magnífico ejemplo de estas aptitudes, aunque no pueden descartarse otras motivaciones por parte del pintor y, al contemplar el cuadro, acude a la mente lo que Leon Battista Alberti escribió en 1435 en De pictura (libro II. 40) sobre la varietas como fuente de placer en la pintura, ponderando la representación de ancianos, hombres, adolescentes, niños, matronas, muchachas, recién nacidos, animales domésticos, cachorros, aves, caballos en la misma escena (Texto extractado de Falomir, M. en: Italian Masterpieces. From Spain`s Royal Court, Museo del Prado, 2014, p. 88).