María Luisa de Parma, reina de España
1789 - 1792. Óleo sobre lienzo, 107 x 80 cmSala 089
Esta obra pertenece al escaso número de retratos originales existentes de la Reina María Luisa, como los dos pintados por Maella, uno conservado en el Museo Romántico y otro en la Universidad Complutense, que siguen sin alteraciones la efigie de la reina correspondiente al año de su ascenso al trono, en 1789, por su tocado característico, así como los de Carnicero del mismo periodo. El Museo del Prado contaba con los retratos pintados por Goya, como el retrato ecuestre de la Reina María Luisa con tontillo, y las copias contemporáneas que hizo con motivo del ascenso al trono de los nuevos monarcas a la muerte de Carlos III en diciembre de 1788. Este retrato ocupa por tanto un lugar importante en la iconografía de los Borbones en el Museo del Prado y, a diferencia del carácter de efigies oficiales de los otros retratos de la reina por Maella o por Goya, presenta a la soberana con mayor cercanía y humanidad.
A pesar de que el cuadro está hecho en dos momentos distintos, la técnica y el modo de pintar la primera imagen responde a la misma mano que ha realizado las adiciones del segundo tiempo, cuando se añadieron la banda y el tocado con la cinta azul y el joyel. La técnica es de una gran calidad, como revela la definición de las manos, exquisitas en su dibujo y actitud, casi a la manera de la pintura francesa de ese momento, de las telas y de la corona de oro adornada con perlas o de la venera de la Orden de la Cruz Estrellada que lleva sobre el pecho.
Es de gran belleza, por la rapidez y seguridad de su ejecución, la mano izquierda de la soberana, apenas abocetada sobre el manto de púrpura, así como el modo excepcional en que están realizadas las telas de seda, de gasa o los encajes, con pinceladas de gran finura y precisión, pero empastadas y ricas en la definición de las luces. El cuadro conserva el marco original del siglo XVIII, con añadidos posteriores (Texto extractado de Mena, M. en: Memoria de Actividades, Museo Nacional del Prado, 2011, p. 24).