Ninfas y sátiros
Hacia 1615. Óleo sobre lienzo, 139,7 x 167 cm. Sala 029Rubens vuelve a retomar este tema como ya había hecho para Felipe IV en su segundo viaje a España entre 1628-1629 (P1664). Dos ninfas aparecen sujetando en el centro el cuerno de la abundancia, cuya iconografía se inspira en las Metamorfosis de Ovidio (Libro IX, 87-88), donde se narra la lucha entre Hércules y Aqueloo quien, transformado en toro, perdió uno de sus cuernos. Éste, según cuenta Ovidio, lo llenaron: "(...) Las náyades, de frutos y olorosa flor relleno, lo consagraron; y rica es la Buena Abundancia por mi cuerno".
Entre 1629-1640 Rubens había pintado otro cuadro para el Felipe IV donde vemos a los sátiros raptando a las ninfas y una Diana a punto de luchar contra ellos (P1665). Sin embargo, en este caso ha optado por un punto de vista más amable, representado la sensualidad y la alegría de vivir, mostrando la exaltación del deseo. Esta nueva concepción de la vida, más carnal y alegre, situan estos temas en los últimos años de su carrera, convirtiéndose en una de sus señas de identidad. Además técnicamente la obra se fecha al final de su producción, con una pincelada más suelta y una gran importancia del colorido. El estudio de la luz en la realización del paisaje muestra toques en diferentes puntos que animan la composición, diseminando la luz entre las copas de los árboles. Lo mismo sucede con el tratamiento de los personajes, contrastando los cuerpos desnudos de las ninfas, con un colorido y luminosidad brillante, frente a los de los sátiros.
A pesar de todo esto, el estudio técnico llevado a cabo en 1990 reveló que la pintura había sido retocada y ampliada por el propio artista. K. de Clippe lo estudia en su artículo, relacionando la obra del Prado con una pintada por el maestro en su primera época, en torno a 1615, y conocida por dos copias de un alumno suyo, hoy consideradas perdidas. Rubens amplió su obra temprana por el lateral izquierdo y en la parte superior, añadiendo las ninfas y los sátiros visibles entre las copas de los árboles. También retocó la postura de algunos de los personajes y relajó los cuerpos, con respecto a la concepción estatuaria clásica de su primera época.
Esta obra fue adquirida tras la muerte de Rubens, en junio de 1640, cuando su familia puso a la venta sus bienes y sus pinturas, acudiendo compradores de toda Europa. Felipe IV tuvo la ocasión perfecta no solo para acrecentar la colección española de pinturas de Rubens sino también para adquirir obras de otros artistas flamencos, como Van Dyck, que el artista atesoraba en su colección. El infante cardenal Don Fernando, hermano del rey y gobernador de Flandes en ese momento, mantuvo una correspondencia con su hermano en la que nos habla de la intención del monarca de adquirir obras en esta almoneda. Así en septiembre de 1640 escribe: "(...) las que tiene Rubens en su casa son muchas y muy buenas, y por no errar y acertar mejor el gusto de V. M. le envio esta memoria de todas, para que me mande lo que fuere servido, que no hay peligro en esperar la respuesta de V.M. porque quieren imprimir esta memoria y enviarla por toda Europa". El ayuda de cámara Francisco de Rojas estuvo al cargo de la compra.
Esta obra, con el número 83 y denominada "una obra de ninfas desnudas y sátiros" fue adquirida por 880 florines. Aparece inventariada en 1666 en la Pieza larga donde su magd. comía en verano, una de las estancias de la "Bóveda de Palacio" o cuartos de verano del Alcázar de Madrid, situado bajo el cuarto nuevo de la reina, donde el rey se retiraba en los meses de calor y considerado un lugar apartado e intimo. En este mismo lugar colgó la Danza de personajes mitológicos y aldeanos (P1691).
Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo del Prado (marzo 2015).