Cabeza de venado
1626 - 1636. Óleo sobre lienzo, 66 x 52 cm. Sala 011Aunque no consta que se hiciera para la Torre de la Parada, su tema nos invita a relacionar esta obra con los cuadros destinados a ese pabellón de caza. A diferencia de lo que ocurrió con otros pintores, el estilo de Velázquez no puede describirse en términos de progresión lineal, pues muchos de los caracteres de su pintura aparecen a lo largo de gran parte de su carrera. Por ello, las obras que no se encuentran mínimamente documentadas ofrecen serios problemas de datación a los historiadores. Un ejemplo de ello es esta cabeza de venado, que ha sido fechada entre 1626 y 1636. Su calidad, su tema y su autoría han hecho pensar que fue obra destinada a alguno de los Sitios Reales, y los historiadores llaman la atención sobre la posibilidad de que sea la misma que aparece descrita en el inventario del Alcázar de Madrid de 1637, donde se escribe un rótulo que decía: Le mató el rey nuestro señor Felipe quarto el año de 1626. Esta misma obra apareció descrita en diferentes inventarios hasta 1747; y se ha supuesto que a causa del mal estado en que quedó tras el incendio del Alcázar de 1734 acabó saliendo de las Colecciones Reales. La referencia al año 26 ha servido a quienes identifican el cuadro con el inventario para fechar la obra, aunque no faltan quienes creen que pudo haber una errata, y tratarse realmente de 1636. Otros afirman que la obra citada en este año corresponde con la Cuerna de venado que guarda Patrimonio Nacional. Independientemente de su fecha y de su origen, se trata de una pintura de gran calidad, que por su frescura, inmediatez y naturalismo alguna vez ha sido calificada como retrato de un animal; y cuyo tema era muy habitual en la Corte española, por cuanto casi todos nuestros reyes desarrollaron una auténtica pasión por la caza. En este sentido, hay que llamar la atención sobre la abundancia de temas cinegéticos relacionados con el arte y aún la poesía cortesanos, de lo que son testigos las obras que decoraban la Torre de la Parada o libros enteros como el Anfiteatro de Felipe el Grande, que su autor -José de Pellicer- dedicó a alabar a un rey capaz de matar de un certero arcabuzazo un toro en la Plaza Mayor de Madrid (Texto extractado de Portús, J.: Velázquez. Guía, Museo del Prado, 1999, p. 152).