Carlos II
Hacia 1680. Óleo sobre lienzo, 75 x 60 cm. Sala 019En este retrato el rey aparece representado de medio cuerpo, vestido de oscuro, ostentando el toisón de oro sobre su pecho y destacándose sobre un fondo también oscuro. Se conocen más de veinte copias de ese modelo, que tuvo su origen en Velázquez. Aunque los retratos que generalmente se vinculan con Carlos II son de cuerpo entero y tienen un mayor desarrollo escenográfico, en alguna ocasión se recuperó la tradición de los últimos retratos de su padre. El ejemplo más importante es el que se muestra aquí, cuya calidad lo vincula directamente con Juan Carreño de Miranda, el pintor de cámara del retratado. Aunque con frecuencia se fecha en los años finales de la vida del artista (muerto en 1685), la comparación de los rasgos del monarca con los que presenta en su retrato con el toisón de oro (Carlos II, como gran maestre de la Orden del Toisón de Oro, Rohrau, Schloss Rohrau, Graf Harrach`sche Fammiliensammlung), que es anterior a agosto de 1677, sugiere una fecha cercana a 1680.
En su retrato de Carlos II, Carreño se muestra velazqueño no solamente en su tipología o en la gama expresiva, sino también desde el punto de vista de la escritura pictórica. Así, combina distintos grados de acabado, en función de las necesidades expresivas de la imagen. Mientras que el rostro y el cabello han sido ejecutados de manera minuciosa, el traje y sus adornos se describen de forma mucho más libre. Eso es especialmente evidente en el collar con el toisón, que se resuelve mediante una sucesión de brillos dorados, y en las mangas, para las que se han utilizado unas pinceladas largas y vigorosas, que sugieren más que definen. Pero, al mismo tiempo, es en la comparación entre cómo uno y otro pintor utilizan ese tipo de escritura y apelan a diferentes grados de acabado donde se puede identificar la personalidad de cada uno de ellos. Frente a la pincelada de Velázquez, cuya función es a la vez expresiva, descriptiva y estructural, la de Carreño presenta un grado menor de control, y sugiere más que construye, como se advierte en el juego de las mangas de este Carlos II.
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando custodia un dibujo directamente relacionado con este cuadro, en el que se representa únicamente el cuello y la cabeza, y que muy probablemente es una obra preparatoria del mismo (Texto extractado de Portús, J.: Velázquez y la familia de Felipe IV, Museo Nacional del Prado, 2013, p. 150).