Como fenecera esta fuga, querer romper el encarcelamiento para librar a su manceba
Primer tercio del siglo XIX. Aguada, Lápiz, Pluma, Tinta agrisada, Tinta parda sobre papel verjurado, 310 x 210 mm. No expuestoCerca de un gran portón, a la derecha, un hombre blande una espada corta intentando abrirse paso para escapar de la cárcel, frente a un hombre que le alancea cerca de la cadera y a otro que le alancea cerca de la cadera y a otro que le empuja la cabeza. Inmediatamente detrás, a la izquierda, luchan dos mujeres pugnando por unirse al que intenta fugarse. Fondo iluminado por farol de pared, con gran escalera y reja por debajo de ella. En primer término, sobre el suelo: cadenas y un grillete.
En verdad que hábilmente movidos los personajes de la escena y los planos y volúmenes arquitectónicos. Sin embargo, aunque plásticamente funcionan bien, los peldaños de la escalera son de contrahuellas demasiado altas, si se tiene en cuenta el plano perspectivo en que se hallan. Una vez más, nos encontramos con formas de clara ascendencia barroca: si bien lo pasional del drama pudiera considerarse dentro del ámbito de las exaltaciones románticas, pues se trata de un enamorado que arriesga frenético su vida para liberar a su manceba.
Forma parte de la serie formada por 24 dibujos (de D4906 a D4929) que representan los pasajes de la vida relajada y el fin de ella. (Texto extractado de Puente, Joaquín de la., Unos Contracaprichos de José Zapata, Boletín del Museo del Prado, 1990, pp. 51-66).