El actor Isidoro Máiquez
1807. Óleo sobre lienzo, 72 x 59 cmEn exposición temporal
El actor Isidoro Máiquez nació en Cartagena el 17 de marzo de 1768. Era el mayor de los tres hijos de Isidoro Máyquez (1732-1807), natural de Valencia, y de Josefa Rabay, natural de Cartagena, ambos actores, y se dedicó a la profesión de sus padres. Casó con Antonia Muñoz y Prado (1766-1830), también actriz. Debutó en Madrid en 1791 en la compañía del actor Martínez, en el teatro del Príncipe. Fue protegido tempranamente por los duques de Osuna, recibiendo de ellos, y de Godoy también, las ayudas necesarias para formarse en París, donde estudió con François Joseph Talma. Introdujo en la escena española las novedades del teatro francés y, sobre todo, la interpretación naturalista de su maestro, cuidando mucho, además, del vestuario y de los decorados. Su éxito en Madrid fue inmediato tras su interpretación, en 1802, de Otelo de Shakespeare, convirtiéndose en el gran actor de la escena española. Su actividad de escritor, de director de teatro, con un concepto noble de su profesión, y de maestro de jóvenes actores, fue decisiva en el desarrollo y modernidad de la interpretación teatral española, promoviendo la creación de una Escuela Nacional de Declamación. El carácter altivo y orgulloso de Máiquez, su severidad en el trabajo y la envidia de sus compañeros le enfrentaron con otros actores y amigos, e incluso con Godoy, siendo desterrado de Madrid en 1805 por revolucionar las compañías de actores con sus ideas tumultuarias de hombre inquieto y arrojado. Después de la guerra de la Independencia fue encarcelado, en mayo de 1814, por liberal, pero después pasó la purificación y continuó trabajando. El 25 de marzo de 1819 otorgó en Madrid su testamento, en el que declaró no tener hijos del matrimonio con Antonia Muñoz y Prado, con la que se hallaba casado, pero instituyó como única heredera a María Teresa Melitona Sebastiana Mayquez, hija suya, de corta edad. Por Real Orden del 18 de junio de 1819 fue jubilado y desterrado a Ciudad-Real. De allí se trasladó con su hija a Granada, donde murió el 17 de marzo de 1820. El notario eclesiástico Anonio González y su esposa se ocuparon de la huérfana y la matricularon en el Colegio de niñas nobles de Granada. En 1821, los principales actores de representación, música y baile dieron una serie de funciones extraordinarias de beneficio, cuyos ingresos, aumentados de donaciones de los ciudadanos, se destinaron a formar el dote de la hija de Máiquez.
No se conoce el destino primero de este retrato, se pintó en 1807 y que se tomó como modelo para una estampa conmemorativa grabada por Rafael Esteve en 1810. Un retrato de Máiquez, de Goya, se expuso en la Academia de San Fernando en octubre de 1808, aunque pudo ser el ejemplar que conserva en la actualidad el Art Institute de Chicago. La primera noticia del ejemplar del Prado es de septiembre de 1868, cuando se encontraba en el Ministerio de la Gobernación. La prensa reseñó los daños que había sufrido el cuadro en la revolución de 1868 y por los que fue enviado al Museo del Prado para su restauración: La Correspondencia de España (16-8-1871, núm. 5011, p. 3) pedía su restauración en el Prado: El célebre retrato de Maiquez, pintado por Goya, que estaba en el ministerio de la Gobernación y fue estropeado por las turbas que entraron en dicha dependencia el día 29 de setiembre del año 68, pasará mañana [el 17 de septiembre de 1871], para su conservación, al museo Nacional de pinturas, donde, después de restaurado, podrán admirarle los artistas y aficionados. El Sr. Ruiz Zorrilla ha mandado hoy que pase el cuadro á dicho museo, con lo cual cesará la alarma de una parte de la prensa que creía perdida aquella joya de arte. El Imparcial (23.7.1872, p. 3), La Esperanza (núm. 8492, 29-7-1872, p.4), La Correspondencia de España (5-8-1871, núm. 5000, p. 2) solicitaba el pintor Antonio Gisbert, entonces Director del Prado, su exposición: que exponga también al publico el precioso retrato de Maiquez del mismo autor, que se está restaurando.