El papa San León I Magno
Siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 164 x 105 cmNo expuesto
Forma parte, con otros lienzos de análogo formato (P3065, P3066, P3366, P5144, P5145 y P7534), de la decoración de la bóveda y el arco toral de la iglesia de Agustinos Recoletos de Madrid, donde los vio Palomino, refiriéndose a ellos como pintados últimamente, lo que pudiera interpretarse como que fuesen obra de sus últimos años. Ponz los vio también allí, aunque no indica sus asuntos, que Palomino había, genéricamente, descrito como sagrados doctores y otras pinturas.
Esta figura, poderosa y vibrante, es, sin duda, la mejor de todo lo que conocemos del conjunto y también la que ha llegado hasta nosotros en mejor estado de conservación. Por su energía y fuerza en su representación, se ha creído en ocasiones de Herrera el Viejo, y como tal se ha recogido en algunos catálogos del Museo (Catálogos de 1920, 1952-1972). La crítica lo reconoce unánimemente como una de sus obras maestras, donde su estilo adquiere una pastosidad y una energía de toque singulares. Su colocación en alto, explica, seguramente, lo audaz de la técnica (que resulta sumamente efectista) y el hecho de que, erróneamente, se haya considerado alguna vez que la decoración de los Agustinos Recoletos era al fresco. La visión, desde abajo, facilita sin duda la confusión.
Parece evidente, dada la diferencia de calidad y carácter entre los diversos lienzos del conjunto, que Herrera debió servirse de colaboradores (Texto extractado de Pérez Sánchez, A. E.: Carreño, Rizi, Herrera y la pintura madrileña de su tiempo. 1650-1700, Ministerio de Cultura, 1986, p. 273).