Estudio de desnudo masculino tendido, de espaldas
Hacia 1812. Carboncillo, Clarión sobre papel verjurado, ahuesado, 270 x 430 mmNo expuesto
Dibujo preparatorio para la composición de La disputa entre griegos y troyanos por el cuerpo de Patroclo, de la que se conserva un modellino (D06937) en el Museo del Prado. Siguiendo el más estricto método académico aprendido durante sus años juveniles de formación, José de Madrazo estudiaría individualmente cada una de las figuras que integran la composición, y que debían adoptar en el lienzo su forma definitiva, en una proporción superior al tamaño natural.
Así, a través de los estudios que conserva el Prado, puede seguirse el análisis pormenorizado que el artista dedicó a las figuras principales de su ambicioso cuadro. Casi todos ellos están realizados a carboncillo, iluminados en ocasiones con toques de clarión, sobre recios pliegos de papel de dimensiones regulares, pintados de distintos colores para resaltar sobre su fondo los efectos de luz y claroscuro. En ellos, continuando la más rigurosa ortodoxia en el estudio de la figura humana desde el Renacimiento, Madrazo analiza las posturas y escorzos de las figuras a través de la definición y modelado de sus cuerpos desnudos hasta decidir su posición definitiva, revistiéndolas luego con las armaduras de sus ropajes guerreros (Texto extractado de Díez, J.L.: "La disputa de griegos y troyanos por el cuerpo de Patroclo. Un lienzo de José de Madrazo para Napoleón a través de sus dibujos preparatorios", en Boletín del Museo del Prado. Museo del Prado, 2007, p. 69).
Tendido sobre su costado derecho, un varón de espaldas se alonga dejando completamente extendidas la pierna y el brazo derechos. El cuerpo, situado en oblicuo respecto al borde inferior del papel, está en el primer término nítidamente definido, mientras que los pies de la figura se difuminan esbozados con toques ligeros de carboncillo que los insinúan. El cuidadoso modelado de la musculatura de la espalda y del brazo derecho destaca delicadamente los volúmenes de la anatomía con clarión sobre el tono ocre de la preparación del papel, remarcados con el propio carboncillo mediante líneas cortas y precisas que ensombrecen el contorno de la silueta y subrayan la huella dorsal, concediendo a la descripción de esa parte del cuerpo un carácter vívido y real, que traduce perfectamente la presencia reposada y viril de un guerrero caído. La posición de la figura descrita en este dibujo coincide con la del cadáver de un guerrero sobre su escudo que puede verse a la derecha en el modellino junto a los dos arqueros que disparan flechas. Tomado desde un punto de vista alto, este singular estudio de desnudo debe asociarse por su estilo a la práctica del dibujo aprendida por Madrazo en la Real Academia de San Fernando, todavía bajo la égida del maestro bohemio Anton Raphael Mengs, de cuyos discípulos aprendió sus primeras nociones artísticas el propio José. El dibujo se ha asociado ya con la preparación de uno de los encargos más importantes que José de Madrazo atendió durante los años de su estancia en Roma, con el que además se relacionan directamente otros dos dibujos del Museo del Prado que representan a una figura masculina en la misma posición, vista de frente (D06565 y D06572) (Texto extractado de G. Navarro, C.: No solo Goya. Adquisiciones para el Gabinete de Dibujos y Estampas del Museo del Prado. 1997-2010. Museo del Prado, 2011, p. 188).