Salvilla de cristal ovalada
1600 - 1610. Cristal de roca / cuarzo hialino, Plata dorada, 2,5 x 25 cmSala 079B
Salvilla compuesta por siete piezas de cristal de roca sujetas por una estructura oval de plata dorada. La pieza central es ovalada y en sus extremos, tiene decoración de roleos con hileras de granos sencilla, grabada con mano segura. Está recorrida por una moldura acanalada que se sujeta a otra mayor mediante unos elementos dobles, perfilados en forma de ces contrapuestas y unidos con tornillos de cabeza en forma de flor, encajando las seis piezas de cristal que componen el ala de la salvilla. Se asienta sobre un pie ovalado, de plata. En esta pieza, el protagonista es el propio cristal, de extraordinaria calidad, tan sumamente limpio que produce la ilusión óptica de que la estructura está montada al aire.
Las piezas caladas que unen los pedazos de cristal son semejantes a los de la bandeja de heliotropo del Tesoro (O26). Las florecillas se encuentran en las guarniciones de las dos piezas, y por sus paralelos, Arbeteta las ha atribuido al taller de los Miseroni. Otra bandeja que se conserva en la Schatzkammer der Residenz de Múnich (n. inv. D. 59), realizada hacia 1615, tiene piezas similares de unión en el ala, en este caso, ricamente decorada y según Distelberger, sus placas de cristal fueron realizadas en el taller milanés de los Miseroni. Esto abre la posibilidad de que ambas bandejas y el azafate O106 del Museo del Prado provengan también del mismo taller, que, necesariamente entregaría sus piezas ensambladas, dada la forma del objeto, bien con una guarnición provisional para ser sustituida por otra -del tipo de la presente, casi lisa y en plata dorada- o bien ricamente ornamentado por los plateros del taller. La estructura es similar a la de la salvilla O103 del Tesoro, y obra probable del mismo taller, que presenta decoración más rica, aunque de peor calidad en el diseño y menor pureza del cristal.
Es una de las piezas pertenecientes al Tesoro del Delfín, el conjunto de vasos preciosos que, procedentes de la riquísima colección de Luis, gran Delfín de Francia, vinieron a España como herencia de su hijo Felipe V, primer rey de la rama borbónica española. Luis de Francia (1661-1711), hijo de Luis XIV y María Teresa de Austria, comenzó su colección tempranamente influenciado por su padre. La adquisición de obras se producía por diversas vías, desde regalos hasta su compra en subastas y almonedas. Al morir el Delfín, Felipe V (1683-1746) recibe en herencia un conjunto de vasos con sus respectivos estuches, que fueron enviados a España. En 1716 estaban en el Alcázar de Madrid, desde donde se trasladaron, en fecha posterior, a La Granja de San Ildefonso, lugar donde se citan a la muerte de Felipe V, conservados en la llamada Casa de las Alhajas. En 1776 se depositaron, por real orden de Carlos III, en el Real Gabinete de Historia Natural y continuaron en la institución hasta el saqueo de las tropas francesas en 1813. La devolución de las piezas se produjo dos años más tarde y con algunas pérdidas. Fue en 1839 cuando la colección llega al Real Museo, donde sufrió en 1918 un robo. Con ocasión de la Guerra Civil española fueron enviadas a Suiza regresando en 1939, con la pérdida de un vaso, desde entonces se encuentran expuestas en el edificio Villanueva.