María de las Nieves Micaela Fourdinier, esposa del pintor
1783. Óleo sobre lámina de cobre, 37 x 27,7 cmSala 093
Epítome del Rococó, este retrato es una de las pinturas más delicadas y refinadas dentro de la producción de Paret, tanto desde el punto de vista del asunto como de la técnica. Representa a su esposa, María de las Nieves Micaela Fourdinier, a la edad de veintiséis años, tras ocho de matrimonio y dos hijas en común, a las que el pintor retrató en otra lámina de cobre (en colección particular) que hace pareja con esta obra.
La joven está representada en un interior doméstico, como revelan la seda o el papel pintado de la pared, aunque cierra el fondo un amplio cortinaje que otorga ampulosidad a la escena. Está sentada en una silla de cuidada talla y rico tapizado, acorde con la indumentaria y peinado que luce, a la moda francesa del momento, como se comprueba a través de estampas incluidas en publicaciones como Gallerie des modes et costumes français, iniciada en 1778. Dentro de esta, su peinado se corresponde con el denominado "coeffure simple à la mode", que se caracteriza por llevar el cabello alzado sobre la frente, con tres grandes rizos en los laterales, el inferior cayendo hacia el cuello, mientras que la parte superior se cubre con una especie de cofia adornada con una cinta ancha, que Paret enriquece bordeándola con perlas y añadiendo flores de distinto tipo, como la rosa de mayo o el azahar. El vestido sigue el modelo del "robe à la lévite", identificada esta última por su manga larga y estrecha, coincidiendo asimismo con uno de los ejemplos incluidos en dicha publicación en su cierre al pecho por medio de alamares del tipo brandeburgo, aquí dorados, como las borlas del escote y otros elementos ornamentales de la levita, aderezada de piel en los bordes, mangas y cuello.
El color rojo intenso de esta contrasta con el plateado del brial de seda, cuyos brillos hacen de esta zona del cuadro un fragmento propio de la pintura del Greco. La exquisitez del atuendo se completa con la acción desarrollada por Micaela, que sujeta con gran elegancia una caja de música, o serinette, con la que enseña a cantar al canario posado en ella. Este instrumento podía adquirirse en París, y se ha señalado la posibilidad de que Paret lo consiguiera a través de la casa de comercio que los parientes de su suegro regentaban en la capital francesa. Precisamente, la holgura económica de que disfrutaba Roberto Fourdinier, y de la que parecían ser partícipes sus hijos, lleva a descartar la idea, mantenida en la bibliografía, de la pobreza de los Paret; no existe, pues, razón de peso para pensar que tan suntuoso atavío sea solo fruto de la fantasía del pintor.
El interés de la dama por enseñar al pájaro tiene su contrapartida en el que muestra una de sus hijas en el retrato correspondiente, en este caso, dirigido a un perro. Completa el retrato una mesa situada a la izquierda de la composición en la que se ve un jarrón de cristal, posible alusión a la delicadeza y virtud de la joven, y que contiene un clavel, símbolo de amor, como las rosas de mayo. Junto a ellos, un pliego sobre la mesa y dos libros, uno de los cuales parece ser el Arte de amar de Ovidio, nueva referencia al carácter de este delicioso cuadro y de los sentimientos del pintor hacia su esposa, a la vez que representarían la condición de Micaela como dama cultivada, atributo propiamente ilustrado.
Esa misma cultura es la que busca mostrar el artista en la inscripción con caracteres griegos que incorpora en una cartela en la parte inferior del retrato. Se dispone esta en lo que parece un marco con el que crea el fingimiento de estar ante un cuadro dentro de otro, artificio que también usa en el retrato de sus hijas y con el que añade capricho y refinamiento a las obras, en este caso aumentados por la incorporación de la primorosa enredadera de hiedra y de las rosas.
Albarrán, Virginia, 'Luis Paret y Alcázar. Maria de las Nieves Micaela Fourdinier' En:. Paret, Madrid, Museo Nacional del Prado, 2022, p.134-136 nº 27