Pregon de Brujas proibiendo a las que no pasan de treinta años, por mas merito que tengan
1796 - 1797. Pluma, Tinta ferrogálica sobre papel verjurado, 232 x 153 mm. No expuestoDibujo preparatorio para una lámina de Caprichos no editada, no correspondiéndose con ningún aguafuerte. En conjunto los veintiséis dibujos a pluma, que sirven de base para Los Caprichos, forman la serie de los Sueños. Encabezada por el Sueño 1, El autor soñando, en la serie definitiva y ampliada de los Caprichos pasó al número 43. Se trata de un tema común a la hora de representar en la época. Está relacionada con el Capricho 69, Sopla (G02157), pues Goya sitúa a la bruja sosteniendo al niño de un modo similar. La composición corresponde a "las escenas protagonizadas por las brujas, aunque no fue utilizada finalmente (...). La anotación de Goya se refiere al pregón contra las brujas que lee la figura que preside la escena: un monje con hábito dominico y orejas de asno, símbolo de la ignorancia. Los dominicos fueron desde la Edad Media los predicadores de la ortodoxia de la Iglesia y a su cargo estuvo la Inquisición. La boca abierta de ese monje indica la violencia del mensaje, subrayado por el gesto categórico de su mano, remedando aquí Goya los decretos del Santo Oficio. La escena plantea un contrapunto entre la bruja joven y la vieja sentada al fondo, en la sombra. La joven desnuda, de anchas caderas y vientre abultado que revela su capacidad sexual o tal vez su embarazo, insufla su aliento vital por la boca de un niño que, sin embargo, lo expele con fuerza por el trasero, al que parece haberse acoplado una boquilla metálica, como si se tratara de una trompeta. La anciana, envuelta en un amplio manto, muestra su pie desnudo, similar a la iconografía de las sibilas clásicas, y se ajusta los anteojos para leer su libro a la luz del cirio que sostiene en su trasero, usado como un candelabro. El niño sirve de atril. La representación de la mujer anciana con anteojos, leyendo un libro a la luz de la vela, simbolizaba la sabiduría unida a la experiencia de la edad. Las brujas, cuya persecución se generalizó en la Edad Media europea, partían de la tradición de las mujeres sabias, sanadoras, curanderas y parteras en las que residía un saber médico ancestral de carácter práctico, pues sabían preparar pócimas y ungüentos para sanar. En el siglo XVIII (...), las comadronas o parteras debían ser autorizadas por el colegio de médicos, que desconfiaba de su formación práctica, teniendo que demostrar sus conocimientos (...), [así como contar con] la autorización de la Iglesia, que se oponía a todo conocimiento empírico y desconfiaba por ello de la autoridad y del poder de esas mujeres. La inscripción de la mano de Goya se ha leído siempre como: Pregon de brujas proibiendo a las qe no pasan de treinta años, pr mas merito q.e tengan…, aunque no se había visto hasta ahora una última palabra en la parte baja central del papel, deteriorada por la huella de la plancha, que completa ahora la frase con en bolar. Volar era la actividad específica de las brujas, utilizada para demostrar su habilidad o reunirse con sus compañeras y descrita en muchos Caprichos como: Ensayos, Linda maestra (G00652 y G02156) o Buen viage (G02152), entre otros. La inscripción da por hecho que estas brujas saben volar, pero Goya denuncia su superchería como sanadoras, llevando implícita la ignorancia de quienes les confiaban a sus hijos. Los conjuros y remedios son ineficaces, al mostrar a los niños enfermos vomitando con violencia. Tampoco se libra aquí la Iglesia de la sátira de Goya, ya que el dominico encargado de prohibir las actividades de las brujas invade con la sombra de su ignorancia y de sus oraciones inútiles toda la escena." El Museo del Prado conserva una serie de obras relacionadas con el Sueño 6 (D04155/D04192/G02157/G00643). En otras localizaciones se encuentran: por un lado, una lámina de cobre con recubrimiento electrolítico de acero de la misma serie en la Calcografía Nacional de Madrid (214 x 152 mm, 559.84 g. Núm. 3495); por otro, un dibujo preliminar del Álbum B, 57 a tinta china se halla en una colección particular (235 x 145 mm). En el dibujo se observan puntizones verticales de 25 mm. Aunque no existe constancia de que la lámina correspondiente a este dibujo fuera editada, no hay duda del reporte del mismo sobre una plancha de grabado, como testimonia la impronta de la huella de la lámina, 213 x 149 mm, y el corrimiento de la tinta al ser mojado el papel durante el proceso de calco (Texto extractado de Mena Marqués, M.: Sueño 6. Pregón de brujas, en Matilla, J.M., Mena Marqués, M. (dir.), Goya: Luces y Sombras, Barcelona: Fundación La Caixa, Barcelona: Obra Social La Caixa -Madrid: Museo Nacional del Prado, 2012, p. 142, n. 26).