Ángeles con espadas de fuego persiguiendo a unos herejes
Hacia 1665. Aguada parda, Pluma, Preparado a lápiz sobre papel verjurado, amarillento, 150 x 121 mm. No expuestoEl primer plano y la derecha del dibujo están ocupados por dos ángeles empuñando unas espadas de fuego para ahuyentar a las tres figuras que en su huída han caído al suelo. Al fondo, dos ángeles conducen a un monje dominico hacia un portal provisto de un arco rematado por una cruz y un tejado de azulejos. No ha resultado fácil vincular esta iconografía con la leyenda dominica. Las figuras del primer plano son herejes y, puesto que hay tres, podrían representar el judaísmo, el islamismo y el protestantismo: las principales fuentes de contaminación contra las que lucharon los dominicos para proteger la verdadera fe. El dominico conducido a la iglesia o al convento constituye el receptáculo de una rigurosa ortodoxia.
Si bien esta imagen no encaja con exactitud con ningún episodio registrado de la vida de Santo Domingo, podría ser que guardara relación con algunas interpretaciones del siglo XVII de la doctrina de Santo Tomás de Aquino (1225-1274). En este dibujo, el énfasis en el entorno arquitectónico y el protagonismo de los ángeles concordarían con una interpretación en la que el dominico situado al fondo sería Tomás de Aquino, cuya fe y pensamiento pertenecen al núcleo de la Iglesia, mientras que los herejes ocuparían el atrio, fuera de la Iglesia, pero cerca de ella, sin autoridad para poder entrar en la misma, y los ministros (ángeles) estarían armados con un argumento tomista.
Parece que las figuras de este dibujo se han estudiado a partir de los modelos de cera o de arcilla a pequeña escala. De hecho, los dos ángeles y los dos herejes de la parte inferior derecha presentan unas posturas prácticamente idénticas, dibujados desde puntos de vista y escorzos distintos. Es posible que el tipo de ángel y el estilo particular de las espadas de fuego obedezca, en parte, a un grabado de Saenredam inspirado en Bloemaert, cuyas obras Cano solía adaptar para integrarlas en sus composiciones. La Colección Boix (Madrid) llegó a incluir una copia de este dibujo, que más tarde fue incorporada en la Colección Vasconcel (Barcelona). Se desconoce el paradero actual de la copia, y tampoco se ha localizado ninguna foto de la misma.
Este dibujo formaba parte de un importante programa de decoración para el convento de Santa Cruz la Real de Granada, y narraban la vida de Santo Domingo. Un texto de Palomino constituye la primera referencia a los dibujos de Cano: Y en este tiempo hizo todos los dibujos, para las pinturas del claustro del Real Convento de Santa Cruz, Orden de Predicadores, de la Vida de su Glorioso Patriarca, los cuales tengo yo en mi poder. Pero las pinturas en dicho claustro las ejecutó por los dibujos de cano un fulano del Castillo y están muy deterioradas del tiempo. Este pasaje ha permitido atribuir a Cano quince dibujos de temas dominicos; todos ellos presentan la parte superior arqueada y unas dimensiones similares, aunque no exactas. Además, existen copias directas de los dibujos de Cano, realizadas por otra mano, que en ocasiones son el testimonio de composiciones cuyo dibujo autógrafo se ha perdido. Considerados de forma conjunta, estos dos grupos de dibujos revelan el alcance del programa iconográfico diseñado por Cano que adornaría el claustro principal del convento de Santa Cruz la Real.
El encargo de estos dibujos debió de ser muy importante para Cano, puesto que el convento de Santa Cruz la Real, fundado por Fernando e Isabel para conmemorar la victoria de 1492 sobre los gobernantes musulmanes de Granada, era uno de los centros religiosos más prestigiosos de Andalucía. (Texto extractado de Véliz, Z., Alonso Cano (1601-1667). Dibujos. Catálogo razonado, Fundación Marcelino Botín, 2009, p. 327-369).