Santo Domingo rescatando a unos peregrinos de las aguas
Hacia 1665. Aguada, Pluma, Tinta parda sobre papel, 130 x 110 mmNo expuesto
Entre las obras que integraban la colección de Antonio Palomino figuraban una serie de pequeños dibujos de composición obra de Alonso Cano. Estos formaban parte de un importante programa de decoración para el convento de Santa Cruz la Real de Granada, y narraban la vida de Santo Domingo. Un texto de Palomino constituye la primera referencia a los dibujos de Cano: Y en este tiempo hizo todos los dibujos, para las pinturas del claustro del Real Convento de Santa Cruz, Orden de Predicadores, de la Vida de su Glorioso Patriarca, los cuales tengo yo en mi poder. Pero las pinturas en dicho claustro las ejecutó por los dibujos de cano un fulano del Castillo y están muy deterioradas del tiempo. Este pasaje ha permitido atribuir a Cano quince dibujos de temas dominicos; todos ellos presentan la parte superior arqueada y unas dimensiones similares, aunque no exactas. Además, existen copias directas de los dibujos de Cano, realizadas por otra mano, que en ocasiones son el testimonio de composiciones cuyo dibujo autógrafo se ha perdido. Considerados de forma conjunta, estos dos grupos de dibujos revelan el alcance del programa iconográfico diseñado por Cano que adornaría el claustro principal del convento de Santa Cruz la Real.
El encargo de estos dibujos debió de ser muy importante para Cano, puesto que el convento de Santa Cruz la Real, fundado por Fernando e Isabel para conmemorar la victoria de 1492 sobre los gobernantes musulmanes de Granada, era uno de los centros religiosos más prestigiosos de Andalucía.
Este dibujo, perteneciente a dicha serie, representa el resultado de la ferviente intercesión de Domingo en nombre de los peregrinos ingleses que, en el camino a Santiago, para no entrar en contacto con los herejes albigenses, se alejaron de la ruta normal que atravesaba Toulouse. Esto les llevó a cruzar un peligroso río, en el que su barco naufragó. Domingo, que se encontraba en las inmediaciones predicando con las herejías que se practicaban allí, estaba rezando junto al río cuando oyó los gritos afligidos de los peregrinos que se estaban ahogando. Su sincera súplica a Dios para que ayudara a los que se estaban ahogando fue atendida de inmediato, y los peregrinos, incluso los que ya habían perecido, fueron reanimados por intercesión divina, pudiendo ser rescatados con vida del río. Al fondo, los peregrinos dan las gracias a Santo Domingo y reciben su bendición.
Al igual que sucede con otras escenas de la serie, Cano consigue una extraordinaria narrativa a pequeña escala mediante el drama comedido. La postura de Santo Domingo en la distancia, contra el paisaje, recuerda a otros dibujos tardíos de Cano, en concreto, El Milagro de los panes y los peces (University of Michigan Museum, Ann Arbor, Michigan). (Texto extractado de Véliz, Z., Alonso Cano (1601-1667). Dibujos. Catálogo razonado, Fundación Marcelino Botín, 2009, p. 327-345).