La Virgen entregando el Rosario a Santo Domingo
Hacia 1665. Aguada parda, Pluma, Preparado a lápiz sobre papel verjurado, amarillento, 160 x 117 mm. No expuestoEn la parte superior derecha la Virgen está arrodillada en una nube, sosteniendo al Niño Jesús. De su mano cuelga un rosario, que no sólo asirá a Santo Domingo, de pie, a la izquierda, sino también la mano del papa, arrodillado en el centro, delante de un rey que también está de rodillas. En la parte superior izquierda, un pequeño ángel bañado en sombras hace oscilar tres rosarios.
Durante el siglo XV se atribuyó erróneamente a Santo Domingo la invención de la devoción al Rosario. Los dominicos estaban de todas las maneras profundamente identificados con la oración del Rosario, por lo que dicha devoción se asoció con la Orden. A partir del siglo XVI, el Rosario se convirtió en uno de los principales atributos de Santo Domingo, y empezaron a proliferar escenas en las que la Virgen ofrece las cuentas del Santo Rosario al santo. Pérez Sánchez sugiere que el Papa podría tratase de San Pío V (1504-1572:) fraile dominico con una distinguida carrera en las enseñanzas sagradas, que fue ascendiendo en la jerarquía eclesiástica hasta convertirse, en 1565, en Papa. Fue un asceta que llevó un estilo de vida austero y que a lo largo de todo su papado se caracterizó por su devoción personal. En 1568 reeditó la bula In Cena Domini, en la que se confirmaban algunos protectorados papales sobre gobernantes seculares. En esta composición, podría ser que la menor importancia conferida al rey fuera un reflejo de ello. Es posible que en el contexto del convento de Santa Cruz la Real, el monarca disfrute de cierta significación adicional. También cabría interpretar que las figuras arrodilladas representan, junto con Santo Domingo, a la comunidad ortodoxa, integrada tanto por personas laicas como clericales, unidas por la devoción al Santo Rosario.
Aunque en algún momento Wethey cuestionó si la autoría de este dibujo debía atribuirse a Cano, es posible que su duda obedeciera al hecho de que la aguada, produce unos claroscuros más dramáticos que los que hallamos en la de muchos de los dibujos de Cano que han sobrevivido.
Perteneciente a la serie que formaba parte de un importante programa de decoración para el convento de Santa Cruz la Real de Granada, y narraban la vida de Santo Domingo. Un texto de Palomino constituye la primera referencia a los dibujos de Cano: Y en este tiempo hizo todos los dibujos, para las pinturas del claustro del Real Convento de Santa Cruz, Orden de Predicadores, de la Vida de su Glorioso Patriarca, los cuales tengo yo en mi poder. Pero las pinturas en dicho claustro las ejecutó por los dibujos de cano un fulano del Castillo y están muy deterioradas del tiempo. Este pasaje ha permitido atribuir a Cano quince dibujos de temas dominicos; todos ellos presentan la parte superior arqueada y unas dimensiones similares, aunque no exactas. Además, existen copias directas de los dibujos de Cano, realizadas por otra mano, que en ocasiones son el testimonio de composiciones cuyo dibujo autógrafo se ha perdido. Considerados de forma conjunta, estos dos grupos de dibujos revelan el alcance del programa iconográfico diseñado por Cano que adornaría el claustro principal del convento de Santa Cruz la Real.
El encargo de estos dibujos debió de ser muy importante para Cano, puesto que el convento de Santa Cruz la Real, fundado por Fernando e Isabel para conmemorar la victoria de 1492 sobre los gobernantes musulmanes de Granada, era uno de los centros religiosos más prestigiosos de Andalucía. (Texto extractado de Véliz, Z., Alonso Cano (1601-1667). Dibujos. Catálogo razonado, Fundación Marcelino Botín, 2009, p. 327-353).