Banquete de Tereo
1636 - 1638. Óleo sobre lienzo, 195,5 x 266 cm. Sala 079Esta cruel historia de la violación de la hermana de Procne a manos del marido de ésta, el Reyo Tereo, aparece en las Metamorfosis en el libro VI (412-674:) "(...)Tereo(...) Ya había acabado la travesía, ya habían desembarcado de la nave exhausta hacia sus playas, cuando el rey a la hija de Pandíon la arrastró a un apartado establo(...) la encerró, le confesó su crimen y la violentó a ella virgen y sola(...) le cogió la lengua con unas tenazas y se la cortó. (...) Astutamente ella colgó una urdimbre de un telar bárbaro y entretejió en los blancos hilos unas marcas de púrpura, la denuncia del crimen, y acabado, se lo entregó a una esclava rogándole por señas que lo lleve a su señora; (...) La misma Procne arde de ira incontenida(...). Mientras Procne terminaba con tales palabras, llegaba Itis(...) dijo: ¡Ay, como te pareces a tu padre!, y sin hablar más, prepara un crimen cruel. (...) Sin tardanza arrastró a Itis(...) lo hiere con el hierro(...) Filomena le abrió la garganta con el hierro; despedazaba aquellos miembros(...). Con ellos la esposa sirve un banquete al ignorante Tereo (...). El mismo Tereo(...) dijo: "Traedme aquí a Itis". Procne no puede disimular su cruel alegría y, deseando ya ser la mensajera de su propio desastre, dijo: "Tienes dentro lo que deseas". (...) Filomena se lanzó hacia él tal como estaba, con el cabello salpicado con la enloquecida matanza, y lanzó la cabeza ensangrentada de Itis a la cara de su padre (...). El tracio retiró la mesa en medio de grandes gritos invocando a las vísperas hermanas del valle estigio (...)".
Este lienzo de gran tamaño es una de las obras más dramáticas de toda la serie, tanto por la elección del episodio dentro de las Metamorfosis como la representación del momento final de la historia, el instante de mayor tensión del mismo, algo común en las obras de la Torre de la Parada. Esto se ve reflejado en los rostros de los personajes, reforzado por la presencia del personaje secundario que pretenden salir de la estancia por la puerta del fondo. De nuevo se aprecia una gran fidelidad al relato, como vemos en la mesa volcada por el rey y el rostro de Filomena con la cabeza ensangrentada del niño en sus manos.
El lienzo fue realizado por Rubens y su taller y muestra unos cambios con respecto al boceto inicial, conservado hoy en la colección Edward Speelman de Londres, que llevaron a pensar a S. Alpers, autora del único estudio completo del encargo de Rubens para la Torre de la Parada hasta la fecha, en la mano del maestro en esta y otras obras con cambios significativos en los gestos, además del propio estilo del pintor. En este caso se aprecia en la mayor cercanía de los personajes en el lienzo al igual que la posición de las manos de Filomena con respecto a la cabeza del niño. Incluso los rostros muestran mucho más dolor y dramatismo, en especial la cara de Tereo, con respecto al boceto donde su expresión era más fiera. Además hay un mayor detallismo en la arquitectura colindante en el lienzo. A pesar de las concomitancias con otras obras como Las Bodas de Tetis y Peleo (P1634) y El rapto de Hipodamia (P1658) donde vemos banquetes interrumpidos por escenas de gran violencia, la crueldad de este episodio en concreto hace que este lienzo tenga una fuerza diferente a los otros dos, con mucho mayor dramatismo a pesar de tener menor número de personajes.
Los lienzos para la Torre de la Parada fueron realizados en torno a 1636-1638 aproximadamente, siguiendo la correspondencia entre el Cardenal Infante Don Fernando, gobernador de Flandes en el momento del encargo, y su hermano el rey Felipe IV. El tema era conocido en España. Lope de Vega lo recuerda en su poema Filomena y Rojas en la comedia Progne.
La decoración de la Torre de la Parada, en cuyo proyecto también participaron otros autores como Velázquez, fue el mayor encargo que Rubens recibió de Felipe IV. A partir de 1636 se enviaron desde Amberes a Madrid más de sesenta obras para esta casa de recreo situada en los montes del Pardo. La mayor parte de las escenas narraban las pasiones de los dioses, según fueron descritas en las Metamorfosis del poeta romano Ovidio y otras fuentes clásicas. Para llevar a cabo un proyecto tan amplio, Rubens realizó pequeños bocetos sobre tabla, donde capta la esencia moral de las historias y las actitudes de los personajes. Estos bocetos sirvieron de base para la elaboración de los lienzos definitivos.
El Museo del Prado conserva diez de los bocetos de Rubens, nueve de ellos donados en 1889 por la duquesa de Pastrana, y uno adquirido en el año 2000. El Prado también conserva la mayoría de los lienzos realizados a partir de los diseños de Rubens para la decoración de este lugar(muchos de los cuadros fueron pintados por otros artistas).
(Información revisada y actualizada por el Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte del Museo Nacional del Prado, 2014).