Lo peor es pedir
1812 - 1814. Aguada, Aguafuerte, Bruñidor sobre papel avitelado, ahuesado, 156 x 208 mm. No expuestoDesastres de la guerra, 55, Lo peor es pedir. Una de las aportaciones conceptuales más singulares de Goya en la serie de estampas de los Desastres de la guerra es la forma de representar el papel que la mujer desempeñó durante el conflicto, en ocasiones como heroína, aunque la mayor parte de las veces como víctima de los abusos y la violencia. En su deseo de mostrar las funestas consecuencias de la guerra sobre todos los estratos de la población, las mujeres adquieren el protagonismo en muchas de estas estampas por primera vez en la historia de la representación de los conflictos bélicos. Las violaciones a las que son sometidas por los soldados y la exaltación de su maternidad son los polos alrededor de los que giran las escenas que protagonizan; jóvenes que se prostituyen y madres que son violadas junto a valerosas heroínas que defienden la vida de sus hijos o continúan el combate que iniciaron sus maridos ya muertos. Si en la mayor parte de las ocasiones el asunto representado es muy explícito, en otras el significado resulta algo más ambiguo. Tal es el caso del dibujo y la estampa siguientes. El título de esta estampa implica una pregunta previa con dos interrogantes: ¿cuál de las dos actitudes ante el hambre es peor, la prostitución y sus daños morales o la mendicidad y sus secuelas físicas? Elocuentemente Goya contesta Lo peor es pedir, y en la imagen está expresada la respuesta: la que sobrevive vendiendo su cuerpo inclina humillada su cabeza y los que mantienen la dignidad mueren de inanición. Como sucede en el Desastre 61, Si son de otro linage, existen dos focos de atención en la composición que expresan esta dualidad: a la izquierda la joven y el soldado francés; en el centro y a la derecha, los famélicos españoles. La comparación entre el dibujo preparatorio y la estampa ofrece algunos detalles que ayudan a comprender el proceso mediante el cual Goya incrementa los aspectos dramáticos y emotivos de la obra. En el dibujo, y pese a que ocupa una posición excéntrica, la joven es la protagonista de la composición gracias a varios recursos: la falda blanca que destaca en oposición a su entorno intensamente dibujado y las miradas del resto de los personajes centradas en ella. Este último recurso ya había sido empleado por Goya muchos años antes en el cartón de La boda (Museo del Prado, P-799), en el que la novia es el foco de atención de todos cuantos la rodean durante su matrimonio de conveniencia. En este caso, al lado de la joven un hombre yace en el suelo con una elección cromática similar, pantalón y camisa blancos con chaleco oscuro. De este modo, Goya ofrece una junto a otra las dos alternativas ante el hambre. La relación evidentemente comercial entre la mujer y el soldado se subraya por la postura cabizbaja de la primera cuando el francés parece indicarle el lugar donde se ha de producir el encuentro ante la presencia de un tercer personaje entre ambos, probablemente la alcahueta. De este modo el dibujo es muy descriptivo y permite seguir con claridad la historia. En la estampa, la narración no es tan precisa aunque gana en tensión dramática. La mujer queda aislada, desplazando la presencia del soldado francés a un segundo plano, colocado frontalmente y dejando ver con claridad su colback, el gorro militar utilizado habitualmente por Goya de forma icónica para identificar a los franceses en las composiciones más violentas. Con este cambio ha acentuado la soledad de la mujer y su condición de víctima que se dirige hacia a un destino que ella misma ha elegido para escapar de la muerte.
(Texto extractado de: Matilla, J.M.: Lo peor es pedir, en: Matilla, J.M. y Mena, M.B.: Goya: Luces y Sombras, Barcelona: Fundación La Caixa, 2012, pág. 200)