La Presentación de Jesús en el Templo
Hacia 1670. Óleo sobre lienzo, 54 x 57 cm. No expuestoLa obra procede, junto con su compañera La Adoración de los Reyes Magos (P1129), y el Ecce Homo conservado en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, del desaparecido Convento franciscano de los Ángeles de Madrid, donde los mencionan Palomino, Ponz y Ceán, constituyendo el banco de un pequeño retablo del Nacimiento, en la Capilla de Don Andrés de la Torre. Las dos escenas pasaron al Museo de la Trinidad y de él al Prado, mientras el Ecce Homo, quedó en la Academia de San Fernando.
Esta composición se resuelve con extraordinaria gracia y en un tono de dinámica inestabilidad, que parece sorprender a todos los personajes en movimiento. Como muy bien observa Angulo (1962), estos dos lienzos han de corresponder a época avanzada en la producción del pintor, aunque algunos tipos se repiten en obras de fechas previsiblemente anteriores. El característico perfil de la vieja de la derecha, que sostiene el cestillo de las palomas comparece muy próximo en el lienzo de igual asunto de la serie de 1663 (P02962) y los tipos humanos de la Virgen, San José o el Sacerdote Simeón, son las habituales de su repertorio.
El refinamiento del color, con bellísimos verdes y rosados, y el ligero tratamiento del pincel juguetón y elegantísimo en su trazo, hacen de estas piezas algo especialmente atractivo dentro de la obra del pintor (Pérez Sánchez, A. E.: Carreño, Rizi, Herrera y la pintura madrileña de su tiempo. 1650-1700, Ministerio de Cultura, 1986, p. 254).
Por otro lado se encuentra La Anunciación (P1128), una obra que acababa originalmente en arco rebajado, lo que hizo suponer a Angulo y Pérez Sánchez que formaba parte del ático de un retablo, proponiendo que formase parte del mismo retablo de La Natividad del antiguo Convento de los Ángeles de Madrid. Gómez Nebreda confirmaría documentalmente esta suposición (2002).