Masinisa llorando la muerte de Sofonisba (?)
Siglo XVII. Óleo sobre lienzo, 235 x 356 cmNo expuesto
Podemos hablar de una pequeña serie de escenas mitológicas e historia antigua dentro de la gran serie dedicada a la Historia de Roma, a la que pertenecería este lienzo junto con otras obras como La caza de Meleagro (P2320). Es, sin duda, el conjunto más misterioso de todos los que componen el ciclo de Roma, hasta el punto de que el asunto tratado en alguna de las pinturas permanece todavía hoy oscuro y no se alcanza a entender su significado conjunto y su relación con el resto de las series.
Esta obra en concreto constituye una de las más misteriosas que atesora el Prado, atribuida históricamente a un inexistente artista francés, Andreas Leudel -Andrés Leudel, Andrés Lendeli o Andreas Landel-. Este nombre, o algo parecido, se lee efectivamente en la bandeja que porta el personaje visible en el extremo inferior izquierdo. Desde la fundación del museo, la obra ha sido descrita como Historia de la gran Cinovia, difunta y presa; Masinisa llorando la muerte de Sofonisba o, simplemente Asunto histórico oscuro. En realidad, debe ser el cuadro incluido en el inventario de 1701 como [n. 279] Ottra [pintura] del mismo tamaño y marco original de Pablo fenollo Con la Historia de la reina dido difunta y pressa tasada en Zien doblones (Testamentaría de Carlos II). Lo propio ocurrió con su fantasmal autor que poco a poco fue perfilando una personalidad en diversas publicaciones. Su supuesto apellido -Leudel- convenció a los responsables de la catalogación de la obra que se trataba de un artista francés al que se le esbozó una mínima biografía, que situó su actividad profesional a finales del siglo XVII.
A lo largo de las últimas décadas se ha tratado de establecer la existencia de una serie de cuadros relativos a la Historia de Roma, entre los que se encuentra esta obra, encargados por los representantes de Felipe IV en esa ciudad y en Nápoles a partir de una fecha cercana a 1634 para el palacio del Buen Retiro. Persisten veintiocho obras que pueden relacionarse con este proyecto (conservadas principalmente en el Museo del Prado y Patrimonio Nacional), a las que se pueden añadir otras seis más actualmente destruidas o cuyo paradero se desconoce, todas ellas citadas en la Testamentaría de Carlos II. En total, unas treinta y cuatro pinturas, el conjunto más numeroso de todos los del Retiro incluyendo el Salón de Reinos y sólo inferior en número a las escenas mitológicas que en esos mismos años el cardenal-infante don Fernando, hermano del rey, solicitaba a Rubens para la Torre de la Parada. Su número constituye el primer argumento que permite entender la importancia otorgada a este ciclo en el nuevo palacio (Texto extractado de Úbeda de los Cobos, A. en: El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, 2005, pp. 169-170; 180-182).