Atletas romanos
Hacia 1640. Óleo sobre lienzo, 186 x 183 cmNo expuesto
Esta obra pertenece a un conjunto dentro de la serie de la Historia de Roma para el palacio del Buen Retiro, dedicado a la descripción de las diversiones públicas romanas: atletas, gladiadores, cuadrigas, luchas de animales, naumaquias, etc. No en vano, una vez resueltas las dudas iniciales, el nuevo palacio se concibió como un retiro lúdico donde olvidar las preocupaciones que provocaba el gobierno de la monarquía. Probablemente se pretendió simplemente establecer una asociación entre los usos lúdicos del palacio del Retiro y las prácticas de la Antigüedad.
Los responsables de definir los detalles de esta serie mostraron un notable conocimiento de la literatura anticuaria producida en Italia en los setenta años anteriores, obteniendo de muy diversas lecturas la idea general que se observa en este conjunto. Los dos autores más importantes en su definición fueron Onofrio Panvinio y Justo Lipsio, aunque también podría sospecharse la consulta de Jerónimo Mercurialis, Antoine Lafréry, Giacomo Lauro o Serlio. El primero fue autor de un número muy considerable de obras dedicadas a las costumbres romanas, la más importante de las cuales para explicar la serie es De ludis circensibus (1600), de donde se tomaron aspectos generales, como los desfiles que se llevaban a efecto en los propios circos como preludio de la fiesta, con elefantes (P91), o soldados de caballería (P93), dispuestos estos últimos para la pugna equestris. También se recogen en la serie las ceremonias previas como las ofrendas de los atletas (athletica) que pueden apreciarse en esta obra.
Además de las escenas de gladiadores es posible identificar en Panvinio o en otros autores como Jerónimo Mercurialis, el origen de las escenas de atletas. Mercurialis fue autor de De arte gymnastica, obra publicada en 1573 y que incluye una gran variedad de estampas con ejercicios atléticos semejantes a los mostrados por Fracanzano (P142) o Falcone en sus Atletas romanos.
En relación con la ubicación de las obras, ante la ausencia de descripciones contemporáneas, la Testamentaría de Carlos II y los planos del palacio constituyen los únicos elementos que permiten especular sobre el aspecto que presentaron estas obras en el Retiro. Todos estos cuadros se situaban en 1701 en cuatro ámbitos de la gran plaza, aunque podría suponerse que fueron originalmente pensados para formar un conjunto dotado de mayor unidad. Las escasas indicaciones contenidas en la Testamentaría permiten sospechar ciertos ritmos que quizás correspondan a las intenciones originales de sus autores. Así, Soldados romanos en el circo (P93), de Falcone, se cita como sobrepuerta, de ahí quizás lo excepcional de su tamaño. Los Atletas romanos, del mismo autor, es mencionado como sobreventana, quizás la misma ubicación que merecieron todos los cuadros de formato próximo al cuadrado.
A lo largo de las últimas décadas se ha tratado de establecer la existencia de una serie de cuadros relativos a la Historia de Roma, entre los que se encuentra esta obra, encargados por los representantes de Felipe IV en esa ciudad y en Nápoles a partir de una fecha cercana a 1634 para el palacio del Buen Retiro. Persisten veintiocho obras que pueden relacionarse con este proyecto (conservadas principalmente en el Museo del Prado y Patrimonio Nacional), a las que se pueden añadir otras seis más actualmente destruidas o cuyo paradero se desconoce, todas ellas citadas en la Testamentaría de Carlos II. En total, unas treinta y cuatro pinturas, el conjunto más numeroso de todos los del Retiro incluyendo el Salón de Reinos y sólo inferior en número a las escenas mitológicas que en esos mismos años el cardenal-infante don Fernando, hermano del rey, solicitaba a Rubens para la Torre de la Parada. Su número constituye el primer argumento que permite entender la importancia otorgada a este ciclo en el nuevo palacio (Texto extractado de Úbeda de los Cobos, A. en: El Palacio del Rey Planeta. Felipe IV y el Buen Retiro, Museo Nacional del Prado, 2005, pp. 169-170; 178-180).