Sueño De la mentira y la ynconstancia
1796 - 1797. Aguada, Lápiz negro, Pluma, Tinta de hollín, Tinta ferrogálica sobre papel verjurado, 238 x 167 mmNo expuesto
Dibujo preparatorio para una lámina de Los Caprichos no editada (D03916), de la que tan sólo se conserva una prueba única estampada en el reverso de otro aguafuerte en la Biblioteca Nacional (1797-1799, Núm. 45637; H 119.I.2). Forma parte de Los Sueños, cuyo conjunto de dibujos sirvió de base para Los Caprichos, tema habitual a la hora de representar en la época. El Sueño de la mentira y la ynconstancia parece anterior al más elaborado y moderno Sueño de la razón (Capricho 43, G02131 / Sueño 1, El autor soñando, D03923) pudiendo ser una idea para el frontispicio, pues la mentira y la inconstancia en todas sus variedades son el eje fundamental de todos Los Caprichos. Los especialistas no se ponen de acuerdo en la identificación de los personajes de este dibujo preparatorio y su estampa: unos piensan que es la Duquesa de Alba y Goya (Lefort, 1862; Nordström, 1962; Gassier, 1975; Wilson-Bareu, 1992), mientras que otros ven a Godoy y la reina María Luisa (manuscritos de la época; Glendinning, 1976 como sátira político-moral, el recurso al amor engañoso para obtener como beneficio poder y riqueza; Vega, 1996). Este dibujo, como el Sueño de la razón, parece un primer paso de la reflexión de Goya sobre el artista, como crítico que denuncia la inmoralidad de sus semejantes, pero utilizándolo como metáfora del ser humano en general, apreciándose variantes en el dibujo que completan el significado de la estampa. Planteado como la oscuridad de la noche, se trata de un símil entre el sueño y la mente humana. En este sentido, la pintura sería la censora de vicios, del mismo modo que la elocuencia y la poesía. El artista se representa a sí mismo de frente y con los rasgos perfectamente definidos, siendo el único retrato que aparece en la composición, con un claro gesto de contento como si acabara de atrapar a la mariposa; en el aguafuerte eligió su perfil, cambiando allí su expresión por otra apasionada y suplicante. Sólo repetirá esta auto-representación, dentro de la serie de Los Caprichos, en el Sueño de la razón (D04162/G02131) y en el Autorretrato del definitivo frontispicio (G02089). La disposición cambia con respecto al Sueño de la razón: en vez de encontrarse con los papeles por el suelo y sentado en la mesa de trabajo, el pintor se halla sentado en un espacio vacío e indeterminado que representa el sueño y que sugiere al mismo tiempo la idea del viaje de la vida, subrayado por la presencia del equipaje en esos fardos que se vislumbran tras él. Así, Goya, plantea su arte entre el castillo del fondo, basándose en el mito de Hero y Leandro, que pudo ver en los fresco de Carracci en la Villa Farnese de Roma o por estampa (López-Rey, 1952), símbolo de pureza al que aspira y en el que sólo se entra con las alas de la Invención, y la máscara de los bienes materiales su acompañamiento, que le engañan y entorpecen. Dos figuras femeninas bifrontes (el Fraude o Engaño según la Iconología de Cesare Ripa) nublan los deseos del pintor, haciendo se aleje de la representación de los grandes ideales de la pintura, y en cambio, componga embustes vulgares utilizados por la costumbre, la ignorancia o el interés. La primera, le seduce con su inspiración, alentando sus más nobles ambiciones intelectuales y artísticas; la segunda le sujeta con los apetitos y vicios materiales, que ocupan el primer término de la escena, porque son los más peligrosos y vulgares: el dinero, los placeres, los intereses, la avaricia y el engaño, encarnados por la máscara y los animales. Éstos, hijos de la Mentira, de entre cuyas faldas han salido, ocupan como ella un lugar a ras de tierra. La Mentira reúne la tradición iconográfica de esa figura, de rostro poco agraciado, acompañada de un sapo, y la de la Perfidia, representada también por el doble rostro y las serpientes en la mano. Sin embargo, el juego visual trasciende la iconografía establecida, reutilizando Goya los elementos alegóricos de forma más abierta. A la derecha, una grotesca figura, con rostro zafio y sonriente, casi como la cabeza de un animal, adquiere forma humana a través de los pliegues de la tela. Mientras que algunos historiadores lo ven como una máscara (manuscrito Carderera, 1863; Nördstrom, 1962), para otros, sus características fisionómicas se parecen a las de una pantera, animal que formaba parte de los símbolos negativos de la cultura occidental, al que Ripa incluía como alegoría del Engaño (Mena, 2006). El Sueño de la mentira y la ynconstancia es una de las imágenes más teatrales de los aguafuertes con el juego de los personajes con el propio Goya, y la comunicación directa con el espectador a través del lacayo del pintor que exige silencio con su gesto, indicándole al que mira que no desvele el engaño. Se ha relacionado con el Capricho 61, Volaverunt y su dibujo preparatorio (G02149/D04223), pues comparten la figura femenina con alas de mariposa, así como el personaje que solicita silencio, que es sustituido en Volaverunt por una bruja en el centro de la composición. En el dibujo se observa la impronta de la huella de la lámina, dejada por la presión del tórculo durante el proceso de calco sobre la plancha de cobre de 218 x 152 mm (Texto extractado de Mena, M., María Teresa de Silva, duquesa de Alba, y Francisco de Goya, pintor. II, Los poetas y la duquesa, en La duquesa de Alba, musa de Goya. El mito y la historia, Madrid: Museo del Prado, 2006, pp. 47-60, 64).